El sombrero de paja toquilla, prenda tradicional ecuatoriana que aún se mantiene, lleva en sus tejidos la fuerza de una identidad e historia.

Con el objetivo de difundir uno de los más antiguos y hermosos símbolos de la cultura nacional, aseguró Luisa Caputi de Cuesta, presidenta de la Fundación Sociedad Femenina de Cultura, se realizó el martes la primera edición de Sombrero-arte, un concurso para elegir y premiar al accesorio de paja toquilla con el mejor diseño.

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El juglar Mauro Barillo dio la bienvenida a los asistentes que se reunieron en un teatro experimental del Centro de Arte con luces tenues y engalanado de sombreros hechos de paja toquilla, material proveniente de las costas ecuatorianas.

Barillo habló sobre los usos y significaciones del sombrero. Recordó ejemplos anecdóticos, desde el galanteo que se hacía con este accesorio hasta la muestra de respeto que significaba sacárselo en la iglesia. Asimismo, mencionó la frase “me quito el sombrero” para explicar que algo o alguien es digno de admiración.

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El grupo Bambú Ensamble, dirigido por Schubert Ganchozo, deleitó con sus melodías que podían trasladar al público hasta la selva, el campo y que, incluso, eran capaces de hacerlo pensar en los más ricos manjares ecuatorianos.

El jurado calificador, integrado por Nigel y Carole Denford, de la revista británica The Hat Magazine, Marina Gutiérrez, Katja Knoch, Montserrat Chicaiza y Peter Mussfeldt, deliberó mientras todo eso sucedía. Antes del acto los jueces ya se habían acercado, detenidamente, a observar los peculiares sombreros de los participantes a quienes flores, plumas, fotos, telas, brillos y muchos otros elementos les sirvieron de inspiración.

Joseph Garzozi, director de Turismo del Municipio de Guayaquil, habló sobre la importancia de esta prenda para la cultura de la ciudad y destacó cómo los asistentes pudieron vincular de una forma muy personal sus ideas al diseño de sus sombreros, aquellos que, anhela Garzozi, puedan cubrir bien a los cerebros que van a llevar a Guayaquil hacia el futuro.

Evocando al ‘tejedor desconocido’, Alejandro Lecaro, de Ecua-Andino, hizo referencia a la primera persona –anónima– que inició la creación de sombreros de paja toquilla. Por ese tejedor, agregó, existe su empresa y por él los espectadores pudieron estar esa noche, movidos por la causa ‘sombrero’.

Después de una nueva actuación de Bambú Ensamble, se dieron a conocer a los seis sombreros ‘más bonitos’ y se dio paso, enseguida, a la proclamación de los tres finalistas. La prenda de María Gloria Cornejo fue la ganadora; en esta primó el verde y sobresalieron flores y la figura de una iguana, muy popular en Guayaquil.

Datos ‘de paja’
La ganadora de la primera edición Sombrero-arte obtuvo un viaje a Galápagos. Las dos finalistas se llevaron productos de ron San Miguel.

El costo de participación incluyó un sombrero de Ecua-Andino, con el que se tenía la opción de concursar.

El tradicional sombrero de paja toquilla es reconocido mundialmente.