CUENCA.- El Tribunal Segundo de Garantías Penales de Cañar declaró este martes culpable de tráfico de personas a Jorge Arcesio Vásquez Marín, quien fue acusado de este delito por el único sobreviviente de la masacre de Tamaulipas, en agosto del 2009.

Leonardo Santa Cruz, presidente subrogante del tribunal, Fernando Sigüencia y Nilo Sigüencia, los tres magistrados que conforman el juzgado, tienen 72 horas, a partir de hoy, para redactar la sentencia, en la que se conocerá la pena del imputado.

Con las manos sobre el chaleco antibalas con el que viajó desde la cárcel de máxima seguridad conocida como La Roca, en Guayaquil, hasta la sala de audiencias en Cañar, el sentenciado derramó lágrimas al escuchar el fallo.

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También llegaron testigos protegidos, además de los peritos y policías que actuaron durante la investigación de este caso desde agosto del 2010, según la Fiscalía de Cañar.

Durante las casi cuatro horas que duró la audiencia, que se instaló a las 10:30 de este martes, el tribunal escuchó la demanda, en la que la Fiscalía presentó pruebas y argumentos de la acusación.

También Marcelo López, abogado defensor del acusado, presentó documentos y testigos, aunque al inicio de la audiencia solicitó que se declarara fallida, porque dos de sus testigos no llegaron. Pero el juez consideró la movilización de testigos protegidos por el Estado y el traslado de un detenido desde La Roca, para no aceptar la petición.

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Además, por las mismas circunstancias, quince días atrás ya se declaró fallida la audiencia de juzgamiento. Vásquez Marín llegó desde Guayaquil con el resguardo de cuatro policías del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) armados con fusiles, luego de permanecer detenido desde el mes de agosto, cuando fue aprehendido en la provincia de El Oro.

Con una gorra de visera que le cubría la cabeza, gafas oscuras, casaca y jean negros, apareció L.F.L.P. en la sala de audiencias y juró decir la verdad. Tras el interrogatorio del fiscal, ratificó que su viaje clandestino a Estados Unidos lo organizó Vásquez Marín, quien a cambio le solicitó 11.000 dólares que debían ser cancelados por partes hasta dejarlo en Los Ángeles, California.

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Testimonio

L.F.L.P. reconoció que el número de teléfono y el contacto con Vásquez Marín lo hizo a través de una pariente que reside en Guer, de donde el joven de 19 años es oriundo.

L.F.L.P. dijo que el 10 de julio del 2010, este sujeto (Vásquez Marín) lo recogió en el centro parroquial de Ducur, provincia del Cañar, y que luego de despedirse de su esposa lo llevó a su casa en Cuenca. Al siguiente día lo llevó a una oficina a sacar el pasaporte, esa noche lo dejó en un hotel y al día siguiente viajó a Quito, en donde se quedó en un hotel hasta tomar un vuelo con destino a Honduras.

Dijo que en un principio solo conocía a ese ciudadano con el nombre de Carlos, quien llegó en una camioneta blanca doble cabina, y que luego de unos días, cuando cruzó la frontera de Guatemala a México con otros migrantes clandestinos, fueron detenidos por un grupo de hombres armados que los llevaron con las manos atadas a una finca abandonada y allí empezaron a dispararles.

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"A mí me dispararon en el cuello, pero yo me lancé al piso y fingí que estaba muerto, otro ciudadano hondureño hizo lo mismo. Cuando los Zetas se fueron del lugar decidimos empezar a caminar en busca de ayuda y hasta la medianoche estuvimos juntos, pero luego nos separamos y yo llegué hasta un recinto militar donde me dieron ayuda y me llevaron a un hospital, luego de tres días regresé a la capital (Quito) en avión", relató L.F.L.P..

La esposa de L.F.L.P. señaló a Vásquez Marín como el coyote que llevó a su esposo de Ducur. Dijo que mientras L.F.L.P. la llamaba desde Guatemala para decirle que estaba encerrado y no podía avanzar en el viaje, el coyote le aseguraba que ya estaba en Los Ángeles para que le depositaran el dinero que faltaba.

El padre del sobreviviente también aseguró que depositó dinero para que se le entregara al coyote de la forma que pactaron, "pero nunca cumplió y más bien mi hijo estuvo a punto de morir en semejante desgracia", testificó.

La defensa del sentenciado realizó repreguntas intentando demostrar que los testigos del acusado nunca conocieron a Jorge Vásquez Marín.

Antes de un pequeño receso, solicitado por la Fiscalía, a las 12:50, el acusado pidió declarar, pese a que el presidente subrogante del tribunal insistió que entre sus derechos estaba guardar silencio.

"Yo no conozco a quien dice ser mi comadre, ni tengo nada que ver en este caso. Ya me juzgaron una vez porque tenía un carro de transporte interprovincial en el que me contrataron para llevar a Guayaquil a un grupo de gente que debí recoger aquí en Cañar, pero no sabía que se trataba de esto", dijo entre llantos Vásquez Marín.

Desalojo de la sala

Luego del pequeño receso, el juez pidió desalojar la sala, ya que le informaron que a través de la cuenta Twitter de la Fiscalía se informaba del avance de la audiencia, lo cual indicó que es ilegal y advirtió de posibles acciones legales.

Por eso se desconoce lo que pasó en la siguiente parte de la audiencia que correspondió a los alegatos. Al final se conoció la decisión del tribunal, que además reconoció daños físicos en la víctima, por lo que la sentencia puede ser entre 8 y 12 años de prisión, según el Código Penal.