El expediente, al que tuvo acceso AP, señala que Aliaksandr Barankov en complicidad con otra persona reiteradamente recibió dinero de la empresa Total Oil, aduciendo que lo entregaría a funcionarios de organismos de control que supuestamente investigaban hechos de corrupción.

Una fuente de la Corte Nacional de Justicia (CNJ), que pidió no ser identificada, dijo que “la decisión (sobre la extradición) será anunciada la próxima semana. Nos han pedido la extradición, aunque Barankov no tiene una condena en su país. Está siendo procesado por fraude y soborno”.

“No podrá ser condenado a muerte ni a cadena perpetua porque hay una garantía firmada por el gobierno bielorruso, en la cual nos garantiza eso, la garantía se entregó durante la visita (a Quito) del presidente Lukashenko en junio”, dijo.

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Consultado si puede ser extraditado a pesar de que Barankov tiene la condición de refugiado, respondió que sí.

El pasado 9 de agosto se realizó en la CNJ una nueva audiencia para decidir sobre la extradición de Barankov. El presidente de la Corte, Carlos Ramírez, señaló que en tres días emitirá un dictamen, pero hasta ayer no se dio.

Para Fernando Lara, abogado de Barankov, si se autoriza la extradición, “queda en manos del presidente (Rafael) Correa aceptar o negar esa decisión, es potestad de él”.

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La compañera sentimental de Barankov, la ecuatoriana Mabel Andrade, expresó que el bielorruso lleva detenido más de 70 días. “Estábamos más o menos tranquilos hasta que llegó el presidente Lukashenko, de inmediato las autoridades ecuatorianas no le quisieron renovar su carné de identificación (a Barankov) y no nos han dado ninguna explicación”.

Dijo si es extraditado lo esperarían “tortura y pena de muerte, a pesar de los ofrecimientos de Lukashenko, (hechos que) ya han sido denunciados ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.

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El excapitán bielorruso fue detenido por primera ocasión en Ecuador el 1 de junio del 2010, al caducar los 90 días del ingreso como turista. Salió libre 55 días después al recibir la condición de refugiado. El Estado ecuatoriano consideró entonces que las pruebas presentadas demostraban que era un perseguido político.

En Minsk, la capital bielorrusa, un funcionario del Ministerio del Interior confirmó que Barankov era un exagente de Policía, pero se negó a decir cuál es el trabajo o las responsabilidades que tenía. El funcionario se negó a ser identificado por su nombre.

Yelena Krasovskaya-Kasperovich, de Minsk, de la organización de derechos humanos Plataforma, confirmó que Barankov les pidió ayuda.

Mencionó que Barankov “no dijo ni una palabra acerca de la naturaleza de los secretos que están en su posesión”. Solo que la información que tiene es “explosiva”, y se refiere a altos funcionarios bielorrusos.

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“La persistencia con que las autoridades bielorrusas están exigiendo la extradición de Barankov es alarmante”, dijo Krasovskaya-Kasperovich. “Esta podría ser la prueba de que él sabe los secretos del presidente Lukashenko”.