Su nombre forma parte de la nómina de principales artistas plásticos forjados en Guayaquil. Su talento tiene como soporte la enseñanza de su padre, Teobaldo Constante García, quien también fue pintor.

Se trata de Theo Constante Parra, de 77 años, quien se inició en la plástica desde niño, cuando pintaba junto con su padre y él lo alentaba a que mejore el lienzo que estaba trabajando.

“Mi padre veía mis intenciones artísticas y me decía: ‘eso está lindo, repíteme una cosa parecida, amplíalo’”, afirma el pintor, quien estudió en el colegio de Bellas Artes.

Publicidad

Dice que las principales cualidades que aprendió de su progenitor fueron la dedicación y la generosidad.

Y de la práctica de la primera los frutos han sido palpables a través de sus más de seis décadas de trayectoria, ya que ha alcanzado los primeros lugares de dos de los más representativos concursos de artes plásticas del país, como el Salón de Julio y Salón de Octubre; además, de reconocimientos del Municipio de Guayaquil y del Gobierno. Este último lo designó Premio Nacional Eugenio Espejo en el 2006.

Afirma que los méritos alcanzados son su mayor conquista y agrega que estos son “el reflejo fiel de que uno es un hombre capaz y puede mantenerse trabajando una misma línea toda su vida”.

Publicidad

Theo, quien tuvo como modelo a seguir al maestro español Manuel Viola, menciona que en la pintura ha hecho desde las cosas más sencillas hasta las más complicadas. Ha indagado en lo figurativo y en lo abstracto, y también con las más variadas técnicas, pero “siempre he estado en la búsqueda permanente de mi personalidad”.

También ha incursionado en la escultura, que a su parecer le permite “salir de las proporciones normales y experimentar dimensiones distintas de una figura determinada”.

Publicidad

Theo se considera un hombre alegre y solidario. Añade que de no haber desarrollado su carrera en la plástica hubiera sido futbolista. Comenta que la posición en la que siempre jugaba era de delantero.

Su vida como docente, aunque ya esté retirado, sobrepasa las cinco décadas y agrega que lo que más disfrutó de esa actividad fue la amistad que cosechó con muchos de sus alumnos y la satisfacción de que algunos hayan fomentado el gusto por la plástica.

Ejerciendo el profesorado logró una beca para estudiar Arte en la Academia San Fernando en Madrid (España) por dos años. Ese tiempo está muy presente en él. “Me encantaba el flamenco y conocí a muchas bailarinas de ese género, y yo también me ponía a bailar; asimismo, me adentré mucho más en la tauromaquia, una temática que ha formado parte de mi pintura”, asegura Theo.

Quien lo acercó al mundo de los toros también fue su padre, que hizo de rejoneador (matador de toros a caballo). Además, enfatiza que de su temporada en España le quedan en la memoria las letras flamencas que aprendió y que todavía hoy canta y baila.

Publicidad

Antes le dedicaba casi todo un día a la pintura, ahora ya por los años ha bajado la intensidad de su labor, por lo que actualmente invierte solo entre cuatro y seis horas. Ha expuesto en su país natal, en Brasil, Perú, Estados Unidos, Italia, Francia, España y Colombia.

De sus seis hijos, consecuencia de sus tres matrimonios, solo Hellen ha seguido sus pasos. Ella junto a su hermana Lorena quiso recoger en un libro el legado de su padre, por lo que este martes se lanzó la obra Theo, retrato de un artista.

La portada tiene un retrato del artista hecho por Hellen y la contraportada también presenta una imagen de Theo hecha por su nieto, quien lleva su nombre (hijo de Hellen). Otros dos nietos que tienen aptitudes para el arte son Alejandro y Luis. Su actual esposa es María Antonieta Jaramillo, quien hace décadas fue su alumna.