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Uno de los graves males que azotan a nuestra sociedad es no estudiar su historia, en general a los ecuatorianos, no les gusta leer. ¿En cuántas casas existen bibliotecas?

La revolución liberal que triunfa en junio de 1895 lleva al general Eloy Alfaro, al poder. Manabita nacido en Montecristi y casado con una dama panameña, Ana Paredes Arosemena.

El periódico histórico que ocupa el partido liberal va de 1895 a 1940, cuyo último presidente constitucional fue el Ab. guayaquileño Dr. Carlos A. Arroyo del Río, derrocado por la fuerza el 28 de mayo de 1944, y refugiado en la embajada de Colombia en Quito, para salvar su vida.

El periodo del 1900 al 1944 fue uno de los más inestables en política, se cambiaba presidentes en cortos periodos y las llamadas “elecciones” eran en su mayoría grandes fraudes manejados por el partido liberal, en ese escenario las masas populares no estuvieron representadas jamás, hasta que en 1931 surge el columnista de diario El Comercio Velasco Ibarra; habla del pueblo y su representación, de las masas.

José María Velasco Ibarra, quien fue electo por el pueblo ecuatoriano en cinco ocasiones presidente constitucional, nació en la ciudad de Quito, en el barrio de San Roque, el 19 de mayo de 1893 y sería uno de los más influyentes políticos desde 1932 hasta 1972, que fue derrocado por una dictadura militar encabezada por el general Rodríguez Lara.

Cabe destacar que de sus cinco presidencias solo pudo terminar un periodo, la tercera presidencia que corresponde a los años 1952 al 56, y tuvo de mano fuerte al ministro de Gobierno, Dr. Camilo Ponce H., fundador del Partido Social Cristiano, y a su vez presidente de 1956 al 60.

En universidades de mucho prestigio en New York, a principios de los setenta, era casi imposible hacerles entender a sus profesores y mucho menos a sus estudiantes de ciencias políticas cómo un pueblo puede elegir cuatro veces a un presidente, botarlo tres veces y luego de una quinta ocasión volverlo a elegir pero esta vez con tal cantidad de votos que sumados los dos próximos contendores no suman los votos del candidato ganador.

Si lo botaron del cargo nunca más debían de elegirlo, decían unos con lógica norteamericana, otros como extrañados se preguntaban: ¿Cómo un abogado tan ilustre formado en la universidad de Sorbona, en París, pudo haberse declarado dictador y haber roto el juramento hecho ante el Congreso Nacional de respetarla? ¿Cómo un jurista puede cometer ese delito?

Velasco Ibarra, quien siempre quiso imponer su voluntad, no creía en partidos ni en ideologías, creía en su propia intuición.

Por ello, por el duro maltrato a la oposición y por ese fuerte ego que tenía, cae de su primera administración, casi sin respaldo, mas debemos dejar constancia de que únicamente Diario EL UNIVERSO, en un valiente editorial del 28 de agosto de 1935, luego de que se produjo el golpe de Estado, expresó: “En 10 meses de administración de Velasco Ibarra, se ha hecho más que en cuatro años de otras administraciones”.

Hay que indicar que cuando lo derrocaban del poder, las masas que en campaña lo aclamaban, ahora no aparecían.

En alguna vez expresó: “Yo no amo el poder, yo amo la gloria”.