AFP - REUTERS
.- La rebelión de los pueblos árabes que en menos de dos meses derribaron a los regímenes autoritarios de Túnez y Egipto se extendía ayer en un efecto dominó hasta Libia, que se encontraba al borde de una guerra civil, así como a Bahréin, Yemen y Marruecos, donde los gobiernos se encuentran en jaque.

El número de muertos en Bahréin se elevó ayer a siete, pues un manifestante chiita herido de bala el pasado viernes falleció en un hospital de la capital Manama, elevando a siete el número de muertos durante las revueltas, iniciadas el 14 de febrero.

Pese a la oferta de diálogo lanzada por el príncipe heredero, los manifestantes seguían acampados ayer en la plaza de la Perla de la capital de este reino del Golfo, donde tiene su sede la V Flota de EE.UU.

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Como consecuencia de la revuelta, el emirato renunció ayer a organizar el próximo 13 de marzo el Gran Premio de Fórmula 1, que abría la temporada y que debía haberse celebrado en el circuito de Sahkir.

Miles de partidarios del régimen, exhibiendo banderas del país y retratos de los principales dirigentes, se manifestaron en apoyo de la familia real sunita Al Jalifa.

En Yemen el presidente, Abdullah Saleh, dijo que los manifestantes que reclaman el fin de su mandato de 32 años no podrán lograr su objetivo a través de la "anarquía y los asesinatos", luego de que los disturbios desatados en todo el país, sumido en la pobreza, la corrupción y el creciente desempleo, dejaron 12 muertos desde el jueves.

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En el último episodio de violencia, soldados mataron ayer a un adolescente en la sureña ciudad portuaria de Adén, donde muchos yemeníes se oponen a ser gobernados desde el norte. Cuatro resultaron heridos.

En Marruecos, cinco personas murieron en el incendio de una sucursal bancaria en la ciudad de Alhucemas, y 128 resultaron heridas, entre ellas 115 policías, en disturbios después de las manifestaciones pacíficas del domingo.

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En Egipto, el fiscal general tomó la iniciativa ayer para congelar los activos en el extranjero de Hosni Mubarak, en la primera señal de que el derrocado presidente podría rendir cuentas a los gobernantes a quienes entregó el poder hace diez días.

Además, el ilegal grupo islamista Hermanos Musulmanes, principal fuerza opositora en Egipto, anunció ayer la creación del partido político, "Libertad y Justicia".