Cuando te muestras insegura, preocupada, tienes pensamientos negativos y hasta sientes que te falta el aire, es que la ansiedad se está apoderando de ti.

Por lo general, a la ansiedad se la asocia con estrés, pero es una respuesta fisiológica normal, automática, que ayuda  en su supervivencia, al prevenirlos frente a un peligro.

Sin embargo, resulta perjudicial cuando se activa sin que exista un peligro real.

Publicidad

“Cada persona puede sentir ansiedad frente a situaciones diferentes, como hablar en público, conversar con alguien del sexo opuesto, al ir a sitios nuevos, estar en atascos de tráfico, sitios altos, volar, etc. Pero cuando la sensación de temor es demasiado grave, e impide realizar ciertas tareas por tener conductas evasivas, es necesario que se busque ayuda profesional”, advierte la orientadora familiar Cecilia Chávez Bowen de Larrea.

La ansiedad puede presentarse a cualquier edad.  “Muchos niños la presentan y los adultos suelen definirlas como que el niño es nervioso o engreído”, menciona la especialista. Sin darse cuenta del problema real y los retan en lugar de ayudarlos a superar sus ansiedades.

Hay causas orgánicas (físicas), como la herencia y predisposición genes, la falta de ciertas vitaminas, el consumo exagerado de café o alcohol y ciertas condiciones médicas.  Así también, la manera en que los padres crían a sus hijos les ayuda a sentirse seguros o ansiosos, a enfrentar las situaciones difíciles o a huir de ellas.

Publicidad

Una madre ansiosa y sobreprotectora probablemente influirá en el desarrollo de su hijo y que sea más aprehensivo que otros niños. Los síntomas más comunes de ansiedad a nivel físico son taquicardia, náuseas, dolor de cabeza, sensación de falta de aire, mareos, hormigueo y temblores.

“Es importante que la persona que siente ansiedad analice qué situaciones la provocan. Luego, cuando ha identificado estas causas, puede planificar cómo enfrentar su problema para que no se agrave”, explica Chávez.

Publicidad

La ansiedad, el temor, o los síntomas físicos pueden agravarse hasta  provocar un malestar significativo o también el deterioro en las relaciones familiares, sociales o laborales.

Las personas que sufren ansiedad por años y no van al psicólogo hacen que esta situación se vuelva crónica. La vida se torna difícil porque las tareas
cotidianas pueden costarle mucho. Si la ansiedad se agrava, se puede convertir en una fobia o  crisis de pánico.

También suele asociarse la depresión.  Entre los tratamientos para controlarla están el farmacológico (ansiolíticos), psicoterapia para conocer las verdaderas causas y enfrentarlas, técnicas de relajación, mejorar la dieta, evitar estimulantes como el café, el alcohol, cítricos; y el ejercicio gradual.

Recomendación
Debes consultar con un psicólogo si estás ansioso para no caer en depresión ni sufrir crisis de pánico.

Publicidad