Las lluvias que han azotado a Colombia este año, con saldo de 136 muertos, arreciaron en los últimos días y obligaron al gobierno a declarar el estado de “calamidad pública” en la mayor parte del país, mientras Bogotá presenta zonas anegadas a las que solo se llega en bote.

Además, hay cerca de 1,5 millones de damnificados por desbordamientos, inundaciones y deslizamientos en 561 municipios (de un total de 1.100) en 28 departamentos. Otras 205 personas han quedado heridas y 20 más fueron reportadas como desaparecidas.

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Las precipitaciones, que al comienzo afectaron sobre todo la zona del Caribe y ahora se han desplazado hacia la región andina, se han incrementado debido al fenómeno de La Niña, y expertos coinciden que seguirán hasta inicios del 2011.

“He recibido las instrucciones del Presidente (Juan Manuel Santos) para decretar la calamidad pública nacional” en 28 de los 32 departamentos, informó el ministro del Interior, Germán Vargas, poco después de que el mandatario le solicitó medidas especiales para atender la emergencia.

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Las cosas pueden empeorar, pues se esperan al menos cinco meses más de lluvias, por la llegada del fenómeno de La Niña, anota Carlos Iván Márquez, director del Socorro Nacional de la Cruz Roja Colombiana.

Márquez está preocupado porque los dos principales ríos del país, el Magdalena y el Cauca, se han desbordado en varias regiones y otros, como el Bogotá amenazan salirse de cauce.

Márquez advierte que la cantidad de lluvia caída en Colombia amenaza con más deslizamientos, como los que tienen interrumpidas una decena de vías nacionales y regionales.

“Hay mucha fragilidad en las zonas de cordillera –que representan dos terceras partes del territorio de Colombia– porque hay mucha saturación de agua en los suelos y eso puede producir derrumbes y deslizamientos”, señala.

Las autoridades de salud advierten el surgimiento de enfermedades dermatológicas, respiratorias y diarreicas debido a las intensas lluvias, inundaciones, falta de agua potable y bajas temperaturas.

Aunque las lluvias afectan especialmente a amplias zonas del norte y noroeste del país, y sus efectos han ocasionado emergencias, la situación en la capital colombiana hizo que el alcalde, Samuel Moreno, declare la alerta amarilla debido a que el mal tiempo deja ya cinco muertos y nueve heridos.

Cientos de habitantes de sectores del sur y noroccidente de Bogotá han debido ser desalojados de sus casas en botes, ante las constantes precipitaciones que no se presentaban en la ciudad desde 1973.

Pese a los esfuerzos del gobierno y los organismos de socorro, los damnificados, muchos de ellos se quejaron de que la ayuda no los ha cobijado, e incluso en zonas de Bogotá se han presentado altercados entre pobladores y miembros de la fuerza pública.