El nombre del cantante ecuatoriano Julio Jaramillo está asociado a la canción Nuestro juramento. Al citar su lírica, uno evoca la figura de este artista, pese a que el autor de la letra no fue él, sino el puertorriqueño Benito de Jesús, fallecido la semana pasada. Pero JJ la popularizó y convirtió en una especie de himno de los ecuatorianos.

“Esa asociación entre intérprete y tema se debe a la popularidad de la cual ambos elementos gozaron en el continente americano”, señala el requintista Rosalino Quintero, quien fue compañero de presentaciones del Ruiseñor de América, sobre todo, en Perú y EE.UU.

“A todos lados que íbamos pedían que Julio les cantara esa canción. Nuestro juramento se convirtió en su brazo derecho y le abrió las puertas en todas partes. Todo el mundo piensa que la composición es ecuatoriana porque la cantó uno de los mayores representantes de muestra música”, afirma.

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Quintero explica que lo que volvió tan popular a esa melodía fueron “los matices que JJ le ponía al interpretarla”. El requintista añade que ese tema fue originalmente escrito en el género criolla. “Ese ritmo es autóctono de Puerto Rico, así como el pasillo es característico de Ecuador. En 1957 le hicimos arreglos al gusto de Julio y mío, no sé de dónde me salió un estribillo que aún se mantiene, así que el resultado fue un bolero que grabamos y esa versión es la que ha gustado”, enfatiza.

Comenta que tuvo la oportunidad de conocer en 1994 a su creador, Benito de Jesús, en San Juan (Puerto Rico), y dialogar con él. “Me dijo que de ese bolero estaba viviendo, porque cada seis meses recibía regalías de diferentes países”, expresa.

El puertorriqueño fue uno de los compositores más destacados de su país. Entre sus canciones están La copa rota, Sigamos pecando, Cantares de Navidad y Caramelito de amor.

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La soprano Beatriz Gil, quien ha cantado Nuestro juramento, comenta que esta melodía logró convertirse en un ícono de la música ecuatoriana porque “tiene un aura especial, es como cuando los astros se conjugan para que ocurra un fenómeno. En este caso Julio Jaramillo era ecuatoriano, cantaba con mucho sentimiento ese tema y la letra habla de un amor que traspasa los límites de la vida”.

Sostiene que melódica y armónicamente es una canción simple, pero cobra mucho sentido, emoción y nostalgia, “la volvimos un himno” ligado a los ecuatorianos. Señala que, “desgraciada o felizmente, pocas veces una composición es asociada con su autor, sino más bien con el intérprete y Nuestro juramento no es la excepción”.

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El requintista Naldo Campos, quien participó en conciertos con Julio Jaramillo, coincide con Gil. “La canción tiene un mensaje bonito sobre el amor y eso es lo que engancha a la gente y por eso se convirtió en popular. El ingrediente que la volvió nuestra es la interpretación maravillosa y dulce que hizo el Negro (como algunos amigos le decían a Julio Jaramillo)”, acota.

Muchos artistas han cantado esta composición, entre ellos el ecuatoriano Olimpo Cárdenas, el colombiano Charlie Zaá, la peruana Tania Libertad y la agrupación mexicana Café Tacvba. Esta última lo interpretó dentro de la banda sonora de la película Crónicas, del cineasta ecuatoriano Sebastián Cordero.

“No puedo verte triste porque me mata”. Este verso de la composición sirvió de título para una obra teatral que estrenó el grupo Sarao en 1995. Lucho Mueckay, director de la compañía, indica que cuando escribió el libreto buscaba elementos iconográficos de la ciudad y encontró que Nuestro juramento y Julio Jaramillo “son importantes de Guayaquil” y, asimismo, “el tema se apegaba a las relaciones que se desarrollan en la tragicomedia que creé”. Su obra está adaptándose a guión cinematográfico para filmarla.