No sé si Navidad es tiempo de semillas y siembras o lo es más bien de frutos y cosecha; lo que sí puedo afirmar es que la siembra y la cosecha están íntimamente ligadas porque las buenas semillas auguran una buena siembra y de una excelente siembra, junto a otros recursos, se puede esperar una opima cosecha. Navidad es cosecha de valores sembrados y cultivados como la paz, el amor, la solidaridad, la justicia, la fraternidad, la amistad; es época también de una nueva siembra: más amistad, más sinceridad, más perdón, más justicia, más honradez, más respeto y amabilidad. Les entrego un correo llegado a mi casillero virtual. Vale la pena meditarlo. Esta columna se ha caracterizado por reproducir perlas recibidas, que por ser anónimas no dejan de ser perlas:

“Un empresario agricultor, de poco estudio, participaba todos los años en la principal feria de agricultura de su ciudad. Lo más extraordinario es que él siempre ganaba, año tras año, el trofeo. Entraba con su maíz en la feria y salía con la faja azul recubriendo su pecho. Su maíz era cada vez mejor.

“En una ocasión de esas, un reportero de TV abordó al agricultor después de la tradicional colocación de la faja de campeón. Él quedó muy intrigado con la revelación del agricultor, de cómo acostumbraba a cultivar su calificado y valioso producto. El reportero descubrió que el agricultor compartía buena parte de las mejores semillas de su plantación de maíz con sus vecinos. ¿Cómo puede usted compartir sus mejores semillas con sus vecinos cuando ellos están compitiendo directamente con usted?

“El agricultor respondió: ¿Usted no sabe? ¡Es simple! El viento recoge el polen del maíz maduro y lo lleva de campo en campo. Si mis vecinos cultivaran maíz inferior al mío, la polinización degradaría continuamente la calidad de mi maíz. Si yo quiero cultivar maíz bueno, tengo que ayudarlos a cultivar el mejor maíz, cediendo a ellos las mejores semillas.

“Aquellos que escojan estar en paz, deben hacer que sus vecinos estén en paz. Aquellos que quieren vivir bien, tienen que ayudar a los otros para que vivan bien. Aquellos que quieren ser felices tienen que ayudar a los otros a encontrar la felicidad; el bienestar de cada uno está ligado al bienestar de todos.

“¿Ahora entiendes que todos somos importantes unos para otros y que para vivir bien, dependemos unos de los otros? Espero que también consigas ayudar a tus vecinos a cultivar una vez más las mejores semillas, los mejores maíces y las mejores amistades. Para tratar contigo mismo, usa la cabeza; para tratar con los otros, usa el corazón”.

El agricultor preocupado de su maizal nos entrega reglas de vida que ciertamente van más allá de su chacra. Es un personaje que construye su éxito desde el éxito de los demás. Es una persona que no destruye a sus competidores, no los insulta, no los menosprecia porque no han ganado premios sino que los estimula para que ellos también siembren la mejor semilla posible. Feliz Navidad, amigas y amigos.