Un poco de filosofía barata que todos poseemos; mejor, la que se presume presente en todo humano, no por letrado sino por el simple y sublime hecho de ser humano. Una fuerza, de por sí, no es  buena ni mala; dependerá de su uso o de su procedencia, para convertirse en buena o mala. La fuerza con que el agua se precipita sobre las turbinas genera electricidad, qué maravilla; la fuerza de un volcán que estremece la tierra al erupcionar nos sobrecoge; la fuerza de una buena semilla germina y llena los campos de esperanza y de verdor; la fuerza de la palabra es capaz de cambiar la historia; en fin, la fuerza puede ser racional o irracional, constructora o destructora, provocada o fortuita, benéfica o catastrófica. Este breve prólogo para comprender que si una fuerza tiene como su aliada a la sinrazón, no puede sino anunciar efectos nefastos para quienes se encuentran bajo su influjo. Traslademos la esencia de este atisbo de razonamiento a nuestra realidad nacional; ubiquemos ciertas fuerzas, hoy por hoy, desatadas y sin control; saquemos nuestras propias conclusiones.

-Fuerza y mayoría. Todo gobernante la desea porque es esencial para poder gobernar. Hay preguntas sin respuestas: ¿La mayoría tiene la razón? ¿El número mayor engendra sabiduría? ¿El derecho de las minorías existe más allá de ciertas declaraciones líricas? ¿Quién conduce el pensamiento de las mayorías: un movimiento político, un partido, un jefe carismático? ¿La mayoría de una Asamblea representa a la mayoría de la población de un país? ¿Es permitido decir que la fuerza de la mayoría, por sí sola, es racional, ilustrada, benéfica, salvífica, positiva, encomiable? ¿Existen mayorías fatales? ¿Es mejor una Asamblea atomizada en diversas fuerzas políticas a una compuesta por asambleístas obedientes a un solo amo y señor? Las respuestas son de ustedes, amigas y amigos, yo tengo las mías.

-Sofisma es un razonamiento con apariencias de verdad que contiene falsedades. Escucho a “doctas y doctos” asambleístas de mayoría proclamar sin ruborizarse, afirmar sin titubeos, declarar muy sueltos de huesos, que ahora las leyes se discuten dentro de un marco democrático envidiable. Analizo lo que sucede y me pregunto: ¿Contar un   proyecto de ley, discutirlo, cambiar  ciertos artículos, recibir  delegaciones, escuchar opiniones, aceptar sugerencias y al final de finales, cuando el partido está por terminar, sacar un proyecto “revisado y mejorado por el Ejecutivo” y someterlo a votación de una mayoría fija, incansable e invariable,  esto es democracia?  No encuentro una respuesta que me convenza, una razón que me doblegue.

-¿Qué harán los jueces si para cada ley se crea “una comisión del Ejecutivo” encargada de juzgar a quienes infringen las normas  pensadas, creadas y  dictadas por ese mismo Ejecutivo?  Los códigos Civil y Penal  son los llamados a juzgar comportamientos y a establecer sanciones en los países donde existe democracia. Lo demás  es atropello de fuerzas ciegas aliadas a la sinrazón. ¿En qué chaquiñán se perdieron los seguidores de las mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias? Los apagones parecen indicar que no brillan con luz propia.