Los niños que permanecen casi inactivos durante el día tardan más tiempo en conciliar el sueño, en las noches, a diferencia de aquellos que juegan y se mueven de un lado o otro. Esta es la conclusión a la que llegó, tras un estudio, un grupo de científicos neozelandeses de la Universidad de Auckland.

Ellos publicaron las conclusiones de su investigación para infantes, en el diario Archives of Disease in Childhood.

“Por cada hora que los niños pasan en estado sedentario, añaden tres minutos al tiempo que les lleva conciliar el sueño”, señalaron sus autores.

Publicidad

La televisión, la computadora, el playstation y demás aparatos electrónicos son algunos de los responsables de que los chicos “se queden quietos” y no hagan actividad física, explican los científicos, en el estudio que es reproducido por la página de internet www.neomundo.com.

“Estamos frente a una cadena: una cosa genera la otra hasta terminar encontrándonos con chicos que además de no poder conciliar el sueño desarrollan enfermedades asociadas como el sobrepeso y la obesidad, aunque también la hipertensión, la diabetes y las alteraciones neurológicas y cognitivas, pues con pocas horas de sueño suele prestarse poca atención en la escuela”, describe Edwin Mitchell, uno de los autores de la investigación, que analizó a 591 participantes neozelandeses, todos de 7 años.

Los padres de los niños también fueron entrevistados y al final los investigadores neozelandeses establecieron que, en promedio, un chico tarda 26 minutos en dormirse, aunque el rango de tiempo va desde los 13 hasta los 42 minutos.

Publicidad

Entre los que experimentaron problemas (1 de cada 10), el tiempo promedio fue de 15,5 minutos; mientras que por cada hora de inactividad durante el día se suman tres minutos de insomnio durante la noche.

En Argentina, Daniel Cardinali, investigador superior del Conicet y director del Departamento de Docencia de Investigación, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica de ese país, reveló que  “una porción grande de los adolescentes argentinos  está privada del sueño en forma crónica debido, en parte, a la sobreutilización de la tecnología”.

Publicidad

El estudio al que hace referencia el doctor Cardinali –publicado en el Internacional Journal of Neuroscience–, se efectuó mediante  la participación de aproximadamente dos mil chicos argentinos.

Agregó, no obstante, la dificultad de  establecer cuáles son las causas y  los efectos del problema. La falta de actividad y el  sobrepeso u obesidad interfieren en la calidad del sueño, así como la falta de ánimo para moverse, ocasionadas justamente por el peso.