El empresario ecuatoriano Napoleón Barragán dio por primera vez declaraciones la tarde del sábado pasado a un medio de comunicación de Nueva York.

La periodista Lorena Mongell, de The New York Post, consiguió que,  brevemente, el padre de Eduardo Barragán, de 37 años, principal imputado en el asesinato de su madre Kay Barragán, mostrara la honda tragedia que azota a la familia.

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“Eduardo es un buen ser humano con un historial de enfermedad mental”, dijo visiblemente conmovido el fundador de Dial-A-Mattress, una empresa fundada en 1976 que se inició con 2 mil dólares que le entregó de sus ahorros como vendedora de productos Avon su esposa  Kay, hoy fallecida.

“La defensa alegará su condición mental de la que está siendo tratado desde hace 19 años”, dijo Napoleón Barragán al referirse a su hijo.

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El empresario añadió que toda su familia estaba tratando de asimilar el horror de la tragedia. “No es difícil pensar lo que estamos pasando. Lo único que hago es preguntarme: ¿Por qué yo? ¿Por qué tenía que ocurrir esto?”, expresó.

Asilado en hospital
Eduardo Barragán permanecía ayer asilado en el Nassau University Medical Center sometido a sedación y tratamiento para un desarreglo cardiaco. La tarde del viernes fue acusado formalmente de asesinato en segundo grado en la persona de su madre.

La formalización de la acusación se cumplió en la unidad de cuidados intensivos del mencionado hospital. El sospechoso se hallaba en una cama con la indumentaria propia de los pacientes y debió ser despertado por un psiquiatra. Mantuvo sus ojos cerrados durante la audiencia y solo atinó a preguntar: ¿Qué día es hoy?

En la mañana del miércoles de la semana pasada un empleado de la familia encontró en el piso y sin dar señales de vida a Kay Barragán, guayaquileña de 65 años. De inmediato avisó a la Policía cuyo personal paramédico certificó, a las 7:28 el deceso de la mujer.

En una habitación de la residencia situada en Searingtown, Long Island, fue apresado Eduardo Barragán como principal sospechoso del crimen.

Informes policiales determinaron que la víctima había fallecido a consecuencia de hemorragia interna provocada por los severos golpes en la cabeza y en el cuerpo con un objeto contundente que, aparentemente, le fueron  asestados por su  hijo.

La víctima y su vástago estaban solos en casa y habían sostenido una discusión el martes en la noche, lo que al parecer derivó en la agresión a la mañana del día siguiente.

El acusado será sometido esta semana a evaluaciones psiquiátricas para determinar si está en condiciones de ser llevado a proceso judicial.

Su abogado defensor Andrew Monteleone dijo el viernes último que alegarán que Eduardo Barragán es inimputable debido a los trastornos provocados por la esquizofrenia que padece. Personas cercanas a la familia afirmaron que Eduardo Barragán padecía de alteraciones mentales. Su hermana Kay Otilia Massel, de 42 años, declaró que este era “un buen hombre que ha sufrido durante 19 años de esquizofrenia”.

El presunto asesino permanecerá detenido en el hospital, sin derecho a fianza.

Emigraron
La víctima, Kay Barragán,  nació en Guayaquil el 5 de diciembre de 1943 y emigró a Nueva York (EE.UU.) con su esposo Napoleón Barragán, en 1969 desde Bogotá. Iniciaron algunas empresas y en 1976 empezaron la venta minorista de colchones, principalmente a inmigrantes.

Hijos fallecidos
En los últimos años Napoleón y Kay vivían separados. En el 2003 murió a los 27 años su hija Beatrice, quien sufrió graves problemas de salud desde su nacimiento, y en julio del 2006 falleció ahogado en Salisbury, Connecticut, Luis, de 34, el sucesor en el manejo del negocio.

En quiebra
En marzo último, Barragán se declaró en quiebra al descender los ingresos de su compañía que llegó a facturar en el 2007 más de 170 millones de dólares. Después de 33 años de esfuerzos, Dial-A-Mattress Operator Corp., como se llamaba la empresa, entró en bancarrota y se espera que sea rematada el 28 de este mes.