El ya famoso fenómeno climático, a veces devastador, debe su nombre a que aparece en la costa ecuatoriana alrededor del 25 de diciembre, fecha que conmemora el nacimiento del Niño Jesús. Pero este fenómeno climático, a semejanza de los seres vivos, nace, crece, llega su clímax y fenece. Se pudiera hablar de su biografía y de hecho, un libro lo hace.

Es un libro que se encuentra en circulación, un libro extraordinario, de esos que aparecen de tarde en tarde y que son fruto de largos años de investigaciones minuciosamente planificadas y seriamente realizadas. Es el libro titulado: El Niño en el Océano Pacífico Ecuatorial. Aspectos biológicos, del doctor Roberto Jiménez, editado por la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil. Buena parte de las investigaciones han sido realizadas con el auspicio del Instituto Oceanográfico del Ecuador (Inocar) y las facilidades técnicas ofrecidas por el crucero Orión y por el Instituto Nacional de Pesca.

En sus 330 páginas, el libro ofrece un panorama de los principales fenómenos climáticos del mundo, la evolución de El Niño durante 100 años y, en detalle, estudios de los más catastróficos Niños de las tres últimas décadas, esto es de 1972, 1975, 1976, 1982, 1987, 1991 y 1997. La enumeración de los años en que comienza el fenómeno muestra, precisamente, una de sus características: su irregularidad en el tiempo.

El libro, basado en 35 años de investigaciones climáticas, oceanográficas y biológicas y con acopio de los resultados de estudios internacionales en lo que es aplicable al Ecuador, merece mucho más que un simple comentario bibliográfico. Primero, porque su valor intrínseco honraría a la ciencia  de cualquier país, bien sea desarrollado y tanto más si se trata de un país con recursos limitados y con escasísimo estímulo para la investigación, como es el nuestro; en segundo lugar, de este libro pueden y deben surgir medidas prácticas que permitan mitigar los efectos desastrosos de los Niños intensos, así como un mejor conocimiento de otros aspectos vinculados al fenómeno, como el aumento o disminución del llamado plancton concomitante, el aumento o disminución de la pesca, las repercusiones sobre la producción agrícola y otros impactos socio-económicos.

Siendo El Niño y La Niña fenómenos naturales que alteran la vida y la economía del país, deberían ser conocidos al menos en sus aspectos generales: cómo surgen y cómo y hasta dónde es posible protegernos. Este libro debería ser fuente de publicaciones de carácter popular, al alcance de cualquier ciudadano y con mayor razón de autoridades, de estudiantes colegiales y universitarios, de campesinos, agricultores y pescadores.

Vivimos del mar, en cuanto se refiere a la pesca, para alimentarnos y exportar; vivimos de la agricultura, en particular de la tropical, para nuestro alimento, la industria y la exportación; circunstancias que justifican buscar el máximo beneficio de un libro tan valioso. Esta columna periodística nos permitirá divulgar algunos de los aspectos fundamentales, para nuestro país, de El Niño y La Niña, posteriores a 1997.