La novela empezó con un texto de dos páginas escrito cuando cerraron el bar Montreal (estaba ubicado en Pedro Moncayo y Víctor Manuel Rendón, cerca de la Casa de la Cultura del Guayas, y se lo consideraba el lugar de reunión de los intelectuales), a pedido de una revista.

Fue un jueves cuando me asomé por la esquina de la Casa de la Cultura y vi esas puertas metálicas cerradas, grises como mármol de tumba. Fue ese día, en esos momentos, cuando Verónica, la joven vendedora de diarios de la esquina, me dijo: “Don Jorge, cerraron el Montreal, cuenta se ahoga”.

Ella, esta mujer humilde, sabía que don Floresmilo Arcos le había puesto al bar el nombre del barco en que navegó muchos años. Entonces el Montreal encalló después de 45 años de navegar frente a las costas del parque del Centenario; luego yo, y todos mis amigos, éramos náufragos, de alguna manera. Con ese “cuenta se ahoga” le dio el título a esta novela.

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Yo diría que en esta obra confluyen varias historias tatuadas, pero todas trazadas en el mismo cuerpo del texto: la ciudad donde está el bar Montreal, los amigos y enemigos, es decir, un tatuaje del grupo y sus conflictos: odios, amores, desamores; muertes y olvidos, traiciones, envidias, todo ese largo etcétera de la vida humana, Luego hay una historia de amor, con las derrotas que eso literariamente complica, ese rastro que deja el amor cuando se termina. Finalmente, en la parte más colectiva de la novela, está  la ciudad, Guayaquil.

Montreal no era solo el sitio adonde yo iba a tomar cerveza, sino adonde acudía cuando estaba triste, cuando mis hijos se me quedaban de año, cuando me faltaba dinero. Afortunadamente, ahora me falta menos. ¿Ya era hora no? También tomaba allí café, jugo. O conversaba con Floresmilo. Él lo escuchaba a uno, lo único que no hacía era fiar, aunque a veces sí.

Cuando cerraron el bar, para mí fue una semana triste y luego tuve que adaptarme. Yo no quería ni cruzar por allí, no iba y aún me da nostalgia.

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De esa época me quedan cosas hermosas: el valor y la dimensión de la amistad y el enriquecimiento intelectual. Si alguien había leído una novela de Umberto Eco, quería llegar corriendo al Montreal y encontrar a alguien para contárselo. Luego, otro comentaba: He visto un documental de Chagall. Y uno salía de allí a buscar eso que había escuchado. Esa entrega, ese toma y daca, era muy interesante, y por supuesto, el baño ideológico, que era  fuerte. Todos éramos hombres de izquierda radical, aunque nunca  participamos en una marcha ni estuvimos en un partido. No teníamos disciplina para eso. El único manifiesto público fue la revista  Sicoseo.

Otras novelas me han demandado mucho tiempo. En nombre de un amor imaginario me tomó ocho años;  Río de sombras, cuatro. Tatuaje de náufragos  la escribí en año y medio. Conocía la historia, conocía los personajes y los espacios. Me era cómodo situar un personaje en un lugar que yo conocía. Es una obra  generacional porque narra la vida de un grupo de personas reales, que existieron. Sin embargo, es una ficción. Los personajes son ellos, pero le doy a la irrealidad. Un poco como que caminan entre la realidad y la fantasía.

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Siempre me ha interesado escribir teatro y esta novela tenía incluida una pieza de teatro de 60 páginas. Fue premiada así (ganó la convocatoria de Proyectos Literarios Nacionales del Ministerio de Cultura). Pero siempre les doy los manuscritos a mis amigos y a ellos no les pareció. Me dijeron que la obra de teatro frenaba el ritmo vertiginoso de la novela. La saqué y creo que no perdió nada.

Pienso que la escritura puede funcionar como un tatuaje sobre la superficie de una máscara, donde se tejen las fantasías de un autor; puesta en obra su pasión de escritor, el autor busca hacer de la materia escrita algo transparente, que no interfiera su camino de comunicación con el lector, que ayude más bien pero sin develarse, materia textual, superficie labrada que desde este momento se podrá ver, leer...

BREVES
PRESENTACIÓN
Tatuaje de náufragos, de Jorge Velasco Mackenzie, se presentará mañana, a las 19:00, en la Casa de la Cultura del Guayas (av. Nueve de Octubre y Pedro Moncayo).

ANÁLISIS
Comentará  la obra Sonia Manzano.

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Autor: Jorge Velasco Mackenzie.
Título de la obra: Tatuaje de náufragos.
Género: Novela.
Editorial: Ministerio de Cultura. Premio Proyectos Literarios Nacionales.
Páginas: 425.