La quiebra del Lehman Brothers (que los economistas traducimos como Hermanos Lehman) desencadenó el crack (que los economistas traducimos como quiebre, a diferencia de los futbolistas, que lo traducen como buenísimo, o sea un crack). El crack, en términos económicos, produjo que en los Estados Unidos la bolsa se pusiera a temblar (to temblated at all, como decimos los economistas) y que hasta Merril Lynch (una señora huérfana de madre y que, tal vez por eso, no tuvo brothers), pasara a la Agency of General Default (AGD, por sus siglas en inglés) y que los banqueros se fueran a Miami y allí se quedaran en calidad de prófugos. ¡Oh, my God!, ya creo que me hice un lío y me confundí con otra crisis. Chuta, eso me pasa siempre que hablo en dos idiomas.

Bueno, pero que tembló la bolsa, tembló, y la economía se fue a la shit, como decimos los economistas cuando las acciones se desploman y el sistema financiero entra en shock (que es más o menos lo mismo que el crack, pero a lo bestia). El petróleo bajó, el oro se deslió, el mercurio se suicidó con arsénico y las acciones perdieron su capacidad de acción.
¡Qué catástrofe!

Como podrá suponerse, tal hecatombe tuvo también profundas repercusiones en nuestro país, donde las finanzas experimentaron un brutal colapso en toda la bolsa y aledaños. Cómo sería que hasta la Wilma Salgado dejó por un ratito de reírse y, serísima, recibió una cantidad de insultos del Correa que le hicieron entrar en crack al oír que estaba rodeada por una mafia en el Ministerio de Finanzas y que ella era una tacaña, y por eso no le soltaba los fondos que él necesitaba para la campaña. La pobre Wilma pasó del crack inmediatamente al shock y se quedó totalmente con soponcio generalizado en todo su ministerio. O sea renunciada. ¡Qué shock! Ay, no, perdón, ¡qué shit!, quise decir.

Tal fue la dimensión del shock, que hasta la Mónica Chuji, que más o menos era el equivalente al oro en Alianza PAIS, se deshizo de sus acciones y se quedó, igualito que la Merril Lynch, sin brothers.

¡Qué crisis! Pero, por suerte, tenemos un Presidente que no se arredra y dice que aunque el precio del petróleo siga a la baja y las remesas de los emigrantes no lleguen, él va a seguir subiendo los gastos porque a él no lo va a detener ningún desplome de ninguna bolsa y por eso a la Wilma, que se resistía a seguir firmando los cheques, la reemplazó con la Elsita que, ella sí, es bien firmona y no le va a poner techo a los gastos.

Con esas palabras tranquilizó a la bolsa, porque de aquí en adelante los subsidios van a seguir su incremento, igual que los bonos y las ureas y las gasolinas y los alimentos y los aumentos de sueldo a la burocracia y todo mismo. O sea que por ese lado, para el Correa no hay crack ni pendejadas que se le parezcan, porque por algo él es economista y no contador, y sabe que lo peor que le puede pasar a una economía en crisis es ahorrar y limitar los gastos.

Tonces, gracias al Correa ¡nos salvamos del crack! O sea casi ni le sentimos, francamente, porque estamos entrando directito al shock. ¡Qué alivio!