La ex rehén franco-colombiana Íngrid Betancourt fue recibida el lunes en audiencia privada por el pontífice Benedicto XVI en Castelgandolfo, la residencia papal de descanso veraniego en las afueras de Roma.
La ex candidata presidencial, prisionera por más de seis años del grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), calificó como la realización de un sueño el haberse reunido con el Papa, a quien, rompiendo el protocolo, lo abracé apenas lo vi, expresó en una multitudinaria conferencia de prensa.
Publicidad
Dijo que su liberación, el 2 de julio pasado, en un operativo del ejército colombiano, había sido un milagro.
"Le conté al Papa que en junio pasado había pedido un milagro, no de mi liberación, porque no creía que fuera posible, sino de cuando esta se produciría, aunque fuera dentro de muchos años, pero así podía tener la fuerza de aguantar. Si tú me haces ese milagro, Señor mío, yo voy a ser tuya", dijo Betancourt al recordar lo que pensó durante su secuestro. "Le dije al Papa que no sabía que significaba ser de Cristo y él me respondió que Él me mostrará la vía", afirmó.
Publicidad
El 27 de junio, el comandante de la guerrilla me dijo que vendría una comisión internacional y que era muy probable que algunos serían liberados. "El mundo ya sabe la historia de esto, ellos estaban engañados", agregó la ex rehén en referencia al momento en que el ejército colombiano la liberó, el 2 de julio, junto con otros 14 rehenes.
Con la voz rota por la emoción y con los ojos llenos de lágrimas, señaló que el Papa le comentó: "Él te hizo el milagro de tu liberación porque tu supiste pedirle, no le pediste tu liberación, sino que se hiciera su voluntad".
Manifestó que el Papa le dijo que él reza por la liberación de las personas que siguen secuestradas en Colombia.
Betancourt dijo que, tras la audiencia con el Pontífice, quería mandarle un mensaje a los jefes de las FARC, quienes, comentó, tienen una posición autística, en que solo se escuchan a sí mismo y no entienden como el mundo los está viendo.
"Yo creo que es una buena oportunidad de mandarle un mensaje a Alfonso Cano, Jorge Briceño, Iván Márquez, Joaquín Gómez. Quisiera decirles que el mundo los está mirando y quiere que en sus corazones haya espacio para el amor y el perdón, así como lo hay en mi corazón, donde hay amor y perdón. Hay que cortar el círculo vicioso del odio y de la venganza. Ustedes me tuvieron siete años cautiva, los conozco profundamente, su organización, su manera de pensar, sus objetivos y hoy quiero decirles que el mundo está esperando que haya paz en Colombia y que ustedes puedan abandonar los fusiles y la muerte", manifestó.
A ello agregó, "si desean cambiar las cosas en Colombia, que lo hagan por la vía democrática, amparados por la ley y la constitución, respetando los derechos de todos los colombianos, de los que piensan como ustedes y de los que no pensamos como ustedes", agregó.
Íngrid Betancourt llegó al palacio apostólico de Castelgandolfo junto con su madre, Yolanda Pulecio, así como su hermana Astrid y sus dos hijos. Al encuentro sólo se permitió el acceso a un grupo reducido de fotógrafos y camarógrafos.
Maurizio Colacchi, alcalde de Castelgandolfo, le dio la bienvenida a Betancourt en la plaza del pequeño pueblo de Castelgandolfo, hasta donde llegaron algunos colombianos residentes en Italia que agitaron una bandera de su país.
Betancourt llegó el domingo a Italia, donde permanecerá hasta el jueves. Durante su visita también será recibida por el presidente Giorgio Napolitano, el canciller Franco Frattini y el presidente de la Cámara de Diputados, Gianfranco Fini.
El miércoles viajará a Florencia, cuyo municipio le otorgó la ciudadanía honoraria en el 2004, cuando todavía estaba en manos de las FARC, y ahora recibirá el Lirio de Oro, la distinción más importante que otorga la ciudad italiana. El jueves visitará Siena y luego viajará a Nueva York.