Ahí están, por ejemplo, el arzobispo de Guayaquil, ex presidentes de la República nacidos en esta ciudad, los dirigentes de todas las cámaras de la producción (comercio, agricultura, construcción, industria, minería, turismo), los titulares de la Junta de Beneficencia y la Sociedad Filantrópica del Guayas, los directores de todos los medios de comunicación (radio, prensa y televisión), líderes de gremios como el Colegio de Periodistas o el de Ingenieros Mecánicos, además de Fundación Natura, Cruz Roja del Guayas y clubes (de la Unión, de Leones, Pedregal, Kiwanis, Rotario, Nacional), entre otros.

“La Junta Cívica no maneja plata, sino el voluntariado cívico y patriótico. Es una entidad de prestigio”, dice Carlos Estrada, presidente saliente de la entidad, quien renunció a su cargo seis meses antes para adelantar las elecciones dentro de la institución.

En la última década, la Junta Cívica incluso ha tenido presencia en organismos como la Comisión de Tránsito del Guayas (participación que fue revocada en el actual Gobierno). Sin embargo, la mayor presencia la tiene en las fundaciones municipales, entre ellas la de la Terminal Terrestre, Aeroportuaria, de Aseguramiento Popular, Guayaquil Siglo XXI y de la Orquesta Sinfónica local.

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Estrada destaca que la Junta Cívica nació para combatir el municipalismo del Partido Roldosista, la inseguridad y la basura. “Ahora, cómo vamos a criticar a una ciudad que busca desarrollo y progreso”, dice.