El vuelco le llegó el 25 de junio del 2001. Dejó la gerencia de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) –que había asumido el 25 de marzo del 2000– luego de que la Contraloría señalara que actuó en forma arbitraria al entregar bonos por $ 89 millones para la capitalización del Banco del Pacífico. La misma entidad donde trabajó toda su vida, desde muy joven, y donde llegó a ser Procurador Judicial.
Además, está acusado de peculado en el caso de la fusión La Previsora-Filanbanco, aprobada en junio del 2000. Este es el único juicio que mantiene abierto; en el otro obtuvo un dictamen favorable en mayo pasado.
Durante quince años, Villacís fue parte de los denominados “gustavinos”, como se llamó a los discípulos de Gustavo Noboa Bejarano en los grupos de evangelización que dirigió, hace 30 años, en el Cristóbal Colón. De hecho, formó parte de la primera generación (en 1970) junto a Raúl Patiño, actual director de Acción Política de PAIS.
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Vía telefónica, Villacís se muestra tranquilo, pero deja colar rezagos de resentimientos. “He padecido mucho y nadie se ha preocupado por mí en estos seis años. ¿Dónde estuvieron todos mis supuestos amigos cuando los necesité? No tengo de qué avergonzarme porque no me he embolsicado $ 300 millones. Yo no decidí esa fusión y me echan todo el muerto solo a mí”.
Villacís evita comentar sobre sus últimas ocupaciones en EE.UU. porque –dice– no quiere narrar “lo feo” de su vida, pero quienes lo conocen y eventualmente lo han visto en ese país se sorprenden por los cambios.
Roberto Rovayo, quien se define como su “amigo del alma”, lo visita “entre tres y cuatro veces al año” y lo defiende como abogado, asegura que es el único ecuatoriano en la historia que ha obtenido asilo en la Corte Federal de EE.UU. por “considerarlo un perseguido político”.
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“En Guayaquil, él vivía de su sueldo en Los Esteros. Tenía ahorrados $ 180 mil por su jubilación en el Pacífico, pero en EE.UU. la vida es más cara. Solo en un pequeño departamento se gasta más de $ 1.500 y debía mantener a su familia”, relata.
Villacís estuvo seis meses en el Krome Service Processing Center, un centro de reclusión de migrantes en Miami. Salió el 24 de agosto del 2005 por orden del juez Kenneth S. Hurewitz, quien firmó el documento de asilo.
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La familia de Villacís permanece en Ecuador y él vive junto al hermano de su esposa. Para su abogado, Villacís es “víctima de una estrategia” de los Isaías, ex dueños del Filanbanco, para –afirma– endosar a otros, a través de jueces, la responsabilidad en la quiebra de esta entidad.