Su segundo nombre es Isauro, en memoria de un hermano de su mamá  que murió cuando ella estaba embarazada. “Y para que el nombre del tío no se perdiera, cuando nací me lo pusieron a mí”, comenta orgulloso el actor Raymundo Zambrano, con esa  palabra serena  que  en el escenario se transforma en voz de personajes como Don Pascual o Tuco, del dúo Tuco y Manuco.  

Pero la influencia familiar en este artista, que está  celebrando   25 años de actividad escénica, va más allá de aquella  anécdota. Cuando era pequeño y habitaba con sus padres y sus ocho hermanos  en Bonce Adentro, en el campo  manabita,  su mamá le   narraba sucesos que le había  oído contar a un tío abuelo.

Raymundo no conoció al pariente;  sin embargo, lo imaginaba   dicharachero, enamorador. Un montubio dueño  de   gran sabiduría.    En esa imagen se inspiró para crear, años más tarde, a Don Pascual,   personaje que le ha dado alegrías en el plano  artístico y “que también me ha dado de comer”, anota.

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Desde el arte, Raymundo revalora la cultura montubia, que  forma parte de su herencia. Nació hace 44 años en una zona rural manabita y vivió  en ese lugar hasta los 7 años, cuando la familia emigró a Manta para que los hijos estudiaran. A esa edad ya se había alimentado  de las historias que se narraban en los campos, de coplas y amorfinos. Pero en la ciudad era un “capiro”, como llaman los citadinos  a los  del campo. “Voy a mandar que me entierren/ sentado cuando yo muera/ para que diga el que pase/ se murió pero la espera”, es uno de sus tantos amorfinos preferidos.

    Duval Zambrano,   su padre, es  contador de historias.  Y   Raymundo  empezó a hacer lo mismo.   Con el tiempo esta actividad, que la nutrió  con su aprendizaje actoral,   se   convirtió en su   oficio. Es uno de los pioneros en el país, con su   personaje Don Pascual,  de  la cuentería  como espectáculo.  

Ahora se celebran en el Ecuador  dos festivales dedicados al género: uno en Río Caña, Manabí, y otro en Guayaquil.  Y hay otras personas  que  ejercen   la narración oral:   Ángela  Arboleda, por ejemplo, que se decidió    por  este campo luego de un taller que tomó con Raymundo. Ese hecho y    el haber trabajado   con los directores    Arístides Vargas y  Lucho Mueckay (con él  hace  el dúo  Tuco y Manuco),   incursionar en el cine, el teatro y la televisión, así como   haber sido parte  del grupo La Trinchera, de Manta, lo llenan de satisfacción.

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El colectivo manabita  fue decisivo en su  vida. Tenía 18 años y estudiaba en el colegio Cinco  de Junio. Un día, el profesor Bolívar Andrade tuvo la iniciativa de crear  un grupo de teatro colegial y convocó a los alumnos. Raymundo nunca había presenciado una obra de teatro, pero cuando acudió a  un ensayo  supo que eso era lo que él deseaba  hacer.

Fue uno de los miembros fundadores del  grupo juvenil bautizado como La Trinchera. Era el año 1982 y en Manta no había representaciones teatrales, ni actores, ni  grupos. De manera  que ellos generaron   actividad escénica    con mucho entusiasmo y  escasa preparación.

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En el 84 fueron a  Quito, a un encuentro teatral, donde vieron a los grupos del país y estos a su vez  observaron en estos noveles actores un potencial. Tomaron talleres, se  prepararon,  leyeron. La Trinchera traspasó las aulas  y con el tiempo se convirtió en un referente   del teatro manabita y  en  organizador del Festival de Teatro de Manta.

Luego de 11 años de permanencia,   se retiró de La Trinchera y comenzó a trabajar como invitado de otros colectivos, a la vez fundó el grupo Palosanto, que tiene también   su sede en Manta, donde el actor vive. Ha escrito el libro titulado  Historias de Don Pascual,  y piensa editar  el  DVD    Los cuentos de Pascual.

Ha recorrido con este personaje  toda Sudamérica,    países de Centroamérica  y Francia y España. No obstante,   Raymundo, padre de tres hijos y casado tres veces (“porque creo mucho en el matrimonio”, bromea),  siempre vuelve   a  Manta,   ciudad que, dice,    nunca cambiará por otra. En este balneario  toma cuerpo   uno de sus más recientes proyectos: la Escuela de Tradición Oral, que nace con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Universidad Eloy Alfaro. No  entregarán títulos. Será un espacio  para el aprendizaje, que funcionará a través de talleres.

Con sus compañeros de   Palosanto  presenta   la obra  Los atajos de Amado,  que escribió y dirige. Además, actúa y realizó   la escenografía. Es una síntesis de  lo aprendido, un modo  de conmemorar su cuarto de siglo en el  teatro  y   preámbulo para otros  festejos: el festival Un cerro de cuentos que se hará  en Guayaquil desde el 27 de agosto, estará dedicado a él, y también el Festival Cuentiarte de Cartagena.

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DICE ÉL

RAYMUNDO ZAMBRANO
“Pascual me enseñó a valorar mi cultura. Todos me conocen como Pascual. Me encantan los filósofos populares”.

CREACIONES

DON PASCUAL
Pascual Mendoza es un cincuentón, soltero. Maduro, pero enamorador. Le encanta decirle versos a las mujeres.

TUCO
Tuco (Raymundo Zambrano) es el mejor amigo de Manuco (Lucho Mueckay). Tienen 90 años y son compadres.

LOS ATAJOS DE AMADO
En esta obra Zambrano es un campesino llamado Sucre. Se presenta hoy, a las 20:00, en el Centro Cultural Sarao.