Por decisión unánime (cinco votos de cinco posibles) los expertos religiosos concluyeron el 13 de febrero de ese año  en que la sanación de la niña Edermina Arellano Plúas (hoy de 21 años), quien nació con el órgano genital oculto, fue un hecho sobrenatural. “Se hizo por intercesión de la beata, invocada por su madre y por ella, que a los 9 años estaba consciente de lo que sucedía en su vida”, informó en marzo de ese mismo año, Antonio Arregui, arzobispo de Guayaquil.