Japón y los estados norteamericanos de Alaska y Hawai sufrieron ayer una alerta de tsunami, tras el terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter que afectó los territorios aledaños a la isla septentrional de Hokkaido, sin causar heridos ni daños.

Las alertas de tsunami son emitidas cuando existe el riesgo de que ocurran olas gigantes luego de un gran terremoto bajo el mar. El epicentro se ubicó a 500 kilómetros al este de la isla rusa de Etorofu, una de las Kuriles pero no produjo víctimas, pese a que tuvo la misma intensidad del gran teremoto del 1 de septiembre de 1923 que asoló Tokio y causó 142.000 muertos.

El terremoto provocó advertencias de tsunami en Japón y Rusia, y vigilancias en Guam, Taiwán, Filipinas, Alaska y Hawai.

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Tres horas después del sismo, la ola más grande –de 40 centímetros– golpeó las costas de Chichi-jima,  isla del Pacífico ubicada a 1.000 kilómetros al sur de Tokio, por lo que se levantaron las alertas.