Los efectos de este giro no pudieron, según los consultados, ser contrarrestados por el discurso y la campaña de su contrincante, Álvaro Noboa.

El 15 de octubre, apenas se conocieron los resultados preliminares de la primera vuelta, los asesores de Correa anunciaron que el discurso del candidato pondría más énfasis en su propuesta social. Hasta entonces, el postulante de Alianza PAÍS había centrado su campaña en la organización de una Asamblea Constituyente.

El anuncio se hizo efectivo y Correa, según Ricaurte, logró reposicionar su discurso; “salió del aire la frase ‘Dale Correa’ y optó  por un mensaje que atrajera a los votantes  que no respondían al discurso radical de la primera vuelta”.

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En cambio, analiza Seminario, Noboa mantuvo una propuesta similar a la de la primera vuelta y su discurso, por tanto, no se modificó. Continuidad que fue ya anticipada por sus asesores políticos el mismo 15 de octubre.

Desde este punto de vista, Seminario advierte que Noboa cometió un error al anunciar su plan de vivienda (300 mil casas por año) en primera vuelta; lo fue, dice, “porque le dio a su opositor el tiempo suficiente para armar todos los argumentos en su contra” .

Es más, coincide Ricaurte, la oferta de vivienda “se puso bajo la lupa y se vio que tenía muchas dificultades para concretarse; entonces, Noboa tuvo que dedicarse a defender sus planteamientos y perdió la iniciativa”.

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Pero no fue solamente la flexibilización del discurso de Correa la que surtió efecto. Ambos analistas sostienen que la estrategia de comunicación del candidato fue más sólida y eficiente.

Seminario rescata el uso que el equipo de Correa le dio a los medios no tradicionales: “el internet, las corrientes de opinión y los rumores”.

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Y ejemplifica: “En el sitio You tube -donde se pueden subir videos-,  si usted ponía Rafael Correa, salían noticias positivas; si ponía Álvaro Noboa, salían negativas”.

Una estrategia que no tenía un fin masivo, dice el publicista, pero que “generaba una cadena de comentarios; estaba dirigida a los jóvenes; y no estaba sometida a la censura”.

Y si bien ambos candidatos alimentaron sus intervenciones de ataques mutuos, los de Correa tuvieron mayor impacto en el electorado porque “se volvieron más puntuales y atacaron varios flancos débiles” de su contrincante, afirma Ricaurte.  Entre ellos, su trayectoria pública y las denuncias laborales en su contra.

Mientras las acusaciones de Noboa en contra de Correa eran las mismas de la primera vuelta y, por tanto, fueron perdiendo fuerza.

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Seminario cree que el equipo de Correa encontró todas las herramientas para hacerle daño a Noboa: la denuncia sobre los Álamos (bananera en donde se denunciaron abusos laborales); las hojas de inscripción para el plan de vivienda que aparecieron en un basurero en Manabí; y las declaraciones de la ex candidata roldosista a la Vicepresidencia,  Susy Mendoza, quien afirmó que Noboa desechó las solicitudes de vivienda en una campaña anterior.

A la insistente difusión de estos temas, le apostaron ciertos medios de comunicación; “en el desmontaje de la propuesta de vivienda de Noboa, el papel de Carlos Vera (Ecuavisa) fue importante”, advierte Ricaurte.

El efecto lamentable de la apuesta política de ciertos canales de televisión, dice, es que el medio “se ha convertido en un contendiente, en un actor político”.

Seminario resume su comentario sobre este tema con una frase: “La gente repite lo que ve y escucha en los canales de televisión”.