Emelec goleaba 3-0 a Barcelona cuando se suspendió el partido.

Era enorme la expectativa. La ocasión era, también, perfecta para celebrar a lo grande. Emelec cumplió 77 años el viernes. Barcelona cumple sus 81 hoy. Ambos equipos llegaban empatados con 18 puntos y, por su actual nivel de juego, con grandes posibilidades de continuar su ascenso en la tabla.

Por ello, se esperaba un Clásico del Astillero distinto al de la primera ronda. Pero no lo fue. Ocurrió todo lo contrario. Mientras en los graderíos los incidentes no solo se repitieron sino que  se agravaron, dentro de la cancha la superioridad de los azules fue aún mayor a la exhibida la tarde del domingo 12 de febrero en el estadio Monumental.

Lo fue hasta el minuto 47. En ese momento, y después de expulsar a Franklin Corozo por agredir a Elkin Soto, el árbitro Pedro Ramos suspendió temporalmente el encuentro para que Yonis Aragón –juez asistente número dos– recibiera atención médica después de ser alcanzado por una botella lanzada del sector de la barra amarilla,  que le produjo cortes profundos en su brazo izquierdo y pierna derecha.

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Media hora después, Ramos, acogiéndose al reglamento de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), suspendió definitivamente el duelo por falta de garantías, el cual, con base en la misma reglamentación, se reiniciará y completará hoy en el  escenario emelecista, pero a puerta cerrada y desde el mediodía.

Hasta entonces, los dirigidos por Carlos Torres Garcés goleaban con comodidad y gran superioridad a los de Mario Jacquet con anotaciones de los argentinos Luis Miguel Escalada –en dos oportunidades– y Marco Mondaini.

Desde el primer minuto de juego, Emelec asumió el protagonismo. Mostrando un fútbol mucho más rápido, práctico y agresivo que el de su rival. Los eléctricos buscaron el arco de José Francisco Cevallos, quien en más de una ocasión se salvó porque el excesivo vértigo de los millonarios les restaba precisión en el puntillazo final.

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Los toreros, por su parte, fueron la sombra de aquel equipo práctico y efectivo de sus últimas presentaciones; pero hoy tendrán 39 minutos para intentar cambiarle la historia al partido.