La benzodiazepina es una droga sintética de origen legal farmacéutico utilizada como tranquilizante, anticonvulsivo, hipnótico y  miorrelajante con efectos sobre el sistema nervioso central, cuyo uso se ha desviado para fines de drogadicción y delictivos como el robo y el abuso sexual.

Según explica en su página web el médico colombiano Pedro Gómez Silva, perito en química y estupefacientes  del Laboratorio Central de Criminalística de la Policía de ese país, en la actualidad hay 33 sustancias derivadas de este fármaco sometidas al control policial.

Gómez afirma que en países de Latinoamérica como Colombia y sus vecinos se ha incrementado el consumo ilícito de las benzodiazepinas Flunitrazepan (Rahipnol), Lorazepan (Ativan) y Diazepan (Valium), que combinadas con otras sustancias como la escopolamina producen efectos alucinógenos e inhibidores de voluntad muy utilizados por delincuentes.

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En general todas las benzodiazepinas se administran por vía oral, señala Gómez, y su consumo frecuente conlleva a la dependencia de tipo psíquico y físico, y desarrolla tolerancia. Causa hipotensión, sueño, debilidad, fatiga e hipnosis, entre otros efectos.