Entre 500.000 y 600.000 inmigrantes nuevos pudieron empadronarse a lo largo del año pasado en ayuntamientos de España, señaló este lunes la presidenta del Instituto Nacional español de Estadística (INE), Carmen Alcaide.

Durante la jornada "Los derechos y la integración de los inmigrantes" organizada por el Colegio Notarial de Madrid, Alcaide avanzó esta estimación, aunque puntualizó que el aumento real de la cifra total de extranjeros residentes puede no superar los 300.000.

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La explicación es que se está dando de baja a quienes no renovaron su padrón durante los dos últimos meses de 2005, medida que debía cumplir la mayoría de los inmigrantes sin permiso de residencia permanente y que perseguía depurar los datos y excluir de las estadísticas a aquellos que ya no viven en España.

Según estos datos, a principios de este año los extranjeros empadronados en España podrían superar los cuatro millones, ya que la última cifra oficial del INE, correspondiente al 1 de enero de 2005, señalaba que había 3.731.000 extranjeros inscritos, gran parte de ellos procedentes de Latinoamérica.

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A su juicio, resulta imposible saber la cifra de extranjeros no empadronados, aunque "lo razonable sería pensar que no hay muchos" dadas las ventajas de esa inscripción a la hora, por ejemplo, de obtener la tarjeta sanitaria o demostrar la residencia en España ante un hipotético proceso de regularización.

El ministro español de Trabajo, Jesús Caldera, quien también participó en la jornada, mostró su satisfacción por los resultados del proceso de regularización puesto en marcha el año pasado en el país, que se saldó con 557.000 nuevas altas en la Seguridad Social.

En agosto se consideró cerrado el proceso y desde entonces, señaló el ministro, el 98 por ciento de esas personas sigue dado de alta y sólo un pequeño porcentaje está en el paro, debido a que se trataba de contratos de temporada.

En el seminario, el director del Centro de Investigaciones Sociológicas, Fernando Vallespín, destacó cómo la inmigración ha ido escalando puestos hasta situarse como la segunda preocupación de los españoles, por detrás del paro y por delante del terrorismo.

Advirtió de que hay que tener en cuenta el contexto en que se realizó el último sondeo, pues coincidió con las revueltas en los suburbios de las grandes ciudades francesas.

Recordó así que cuando se pregunta a los españoles por los problemas que les preocupan "personalmente" la inmigración se sitúa mucho más abajo, tras cuestiones como la inseguridad ciudadana, la economía, la vivienda o el paro.