Una hoguera bárbara es en lo que se transforman muchas ciudades y centros poblados en el Ecuador la noche del  31 de diciembre. Se calcula que aproximadamente  220 mil toneladas de explosivos, fuegos artificiales y material combustible (años viejos) se consumen durante esa noche.

Esta terrible agresión afecta principalmente al hombre y su salud, en segundo lugar al medio ambiente y en tercer lugar los bienes materiales.

Algunos daños a la salud son: a la audición, a la vista, quemaduras leves y graves, mutilaciones, afectación al sistema respiratorio y a aquellas personas que padecen alergias. Incluso, se registran muertes a causa de quemaduras graves o por ingestión de diablillos.

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El aire queda contaminado por varios días. En ciudades como Quito que tienen poca circulación de aire, se demora aproximadamente, según estudios especializados, diez días en eliminarse poco a poco los residuos tóxicos del aire que respiramos. En ciudades como Guayaquil, con mayor circulación de aire, se demora entre tres y cinco días.

No deben dejar de mencionarse los daños materiales, como incendios, daños a vehículos, calles, aceras, veredas, ruptura de vidrios, daños a las fachadas y pinturas de casas, que suman grandes pérdidas.

Ya es hora de ir pensando muy en serio en desterrar la quema de explosivos.

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Dr. Francisco Plaza Bohórquez
Guayaquil