Con la salida de Magdalena Barreiro del Ministerio de Economía, algunas definiciones están por darse.

¿Qué garantiza que los $ 595 millones que el país recibió por la colocación de bonos, en este mes, no van a tener un destino político? “Depende del Ministro”.

La respuesta corresponde a Fausto Ortiz, subsecretario de Finanzas de la ex ministra de Economía, Magdalena Barreiro, durante una charla realizada ayer, en la que el funcionario anunció un plan de manejo de pasivos para el próximo año.

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Tras el brindis por la colocación de los bonos y la aprobación de un crédito del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) por $ 400 millones este año, el Gobierno ahora busca definir qué hará con esos recursos.

El gerente del Banco Central del Ecuador (BCE), Mauricio Pareja, propone la creación de un fideicomiso que garantice que el dinero de la emisión se utilice en la sustitución de deuda. El equipo de la ex ministra  Barreiro no estuvo de acuerdo con esa idea y hasta ayer no hubo una definición oficial.

Si se concreta el desembolso de los $ 400 millones del FLAR (como está previsto, en enero próximo), todo ese crédito se destinaría a la recompra de los Global 2012. Para ese fin también podrían utilizarse $ 250 millones de la última emisión de bonos.

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En total, la administración de  Barreiro planeaba recomprar un mínimo de $ 400 millones y un tope de $ 650 millones para adquirir parte de los Global 2012 y de esa manera adelantar los pagos anuales obligatorios de capital, de $ 125 millones cada uno, que empiezan a correr desde el 2006 hasta el 2012.

Pero el plan de manejo de pasivos también plantea una reingeniería de la deuda interna, especialmente de los Certificados de Tesorería (Cetes), cuyos vencimientos son de corto plazo (un año, en promedio) y presionan al Ministerio de Economía a pagar cuando no tiene recursos disponibles. Según la Subsecretaría de Crédito Público de esta cartera de Estado, este año terminará con  789 millones de dólares en certificados.

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El proyecto de reingeniería de la deuda interna prevé la emisión de nuevos Cetes (que podrían tener incluso otro nombre) para sustituir parte de los documentos que actualmente están en el mercado.

El objetivo es que los papeles que entren al mercado en el 2006 tengan vencimientos al mediano plazo; es decir, entre tres y cinco años.

El plan de manejo de pasivos estuvo a punto de firmarse en esta semana, pero, tras los cambios en el Gabinete, serán las nuevas autoridades económicas quienes definan en qué y cómo se utilizarán los recursos de la deuda.