Farris Hassan, un muchacho de 16 años, viajó a Iraq sin autorización de sus padres pero rápidamente se dio cuenta de que no había sido muy buena idea. Las autoridades ahora lo trasladarán de vuelta a Estados Unidos, y el joven ha prometido que al llegar besará el suelo.

Tal vez fue cuando el taxi lo dejó en la frontera entre Iraq y Kuwait, solo en medio del desierto. O cuando una multitud lo rodeó en un puesto de alimentos de Bagdad después de que usó un libro de frases en árabe para ordenar. O en el momento en que un taxista kuwaití casi le da un puñetazo en la cara cuando se mostró reticente a pagar la tarifa de 100 dólares.

En un momento dado, Hassan se dio cuenta que salir de la Florida y viajar a Iraq por su cuenta no era lo más seguro que pudo haber hecho en sus vacaciones de navidad. Y ni siquiera le había dicho a sus padres.

Publicidad

La peligrosa aventura de Hassan finalizó cuando la 101 División Aerotransportada trasladó al adolescente de Fort Lauderdale a la embajada estadounidense en Bagdad, que lo había estado buscando y ésta prometió que estará de vuelta en Estados Unidos el fin de semana.

Todo comenzó con una clase en secundaria sobre periodismo de inmersión. Tras su experiencia puede darse como muy afortunado de estar vivo después de haber ido mucho más lejos de lo que cualquier maestro pediría.

En su primer año en la escuela Pine Crest, una secundaria de unos 700 estudiantes en Fort Lauderdale, Hassan estudió a escritores como John McPhee en el libro The New Journalism (El nuevo periodismo), una introducción al periodismo de inmersión: un escritor que vive la vida de la persona sobre la que escribe para poder comprenderla mejor.

Publicidad

Arrojándose de bruces a una misión periodística, Hassan, cuyos padres nacieron en Irak pero viven en Estados Unidos desde hace aproximadamente 35 años, estuvo en una mezquita local. El adolescente, que dice no ser feligrés de ninguna religión, indicó que incluso pasó toda una noche hasta las 6 de la madrugada conversando sobre política con un grupo de musulmanes, un nivel de   inmersión que su maestro consideró peligroso e irresponsable.

El siguiente trimestre el profesor les encargó elegir un tema internacional y escribir editoriales acerca de él, dijo Hassan. El eligió la guerra de Iraq y decidió practicar el periodismo de inmersión allí, aunque sabía que de ninguna manera su escuela respaldaría el viaje.

Publicidad

Valiéndose de dinero que sus padres le habían dado anteriormente, adquirió un boleto de avión de 900 dólares, dejó de asistir a la escuela una semana antes de que comenzaran las vacaciones de navidad y salió del país el 11 de diciembre.

Su meta: Bagdad. Los únicos enterados de sus planes: dos amigos de la secundaria.

Fue en la ciudad de Kuwait donde les llamó a sus padres por primera vez para informarles de sus planes. Su madre, Shatha Atiya, psicóloga, dijo que quedó   impactada y aterrorizada. Le había dicho que lo llevaría a Irak, pero sólo después de que el país se establice.

Viajando por sí solo en un país donde los insurgentes han secuestrado a más de 400 extranjeros, matando a cuando menos 39, Hassan entró directamente a una zona de muerte. El lunes, su primer día completo en Iraq, seis coches-bomba explotaron en Bagdad, que mató a cinco personas y dejó más de 40 heridos.

Publicidad

A media tarde el lunes, después de su segunda noche en Bagdad, buscó a los editores de The Associated Press y les dijo que estaba en Iraq para hacer investigación y labores humanitarias. El personal de la AP nunca había visto a un adolescente estadounidense solo entrar a su oficina en zona de guerra. (Me hubiera sorprendido menos si hubieran entrado hombrecitos verdes, dijo el editor Patrick Quinn).

La AP se puso en contacto rápidamente con la embajada estadounidense.

Los funcionarios de la embajada habían estado buscando a Hassan, a solicitud de sus padres, que aún no sabían exactamente dónde se encontraba. Un oficial del ejército estadounidense se sorprendió de que el adolescente aún estuviera con vida.

El teniente de la 101 División Aerotransportada que lo recogió en su hotel dijo que era la historia más descabellada que había escuchado en su vida.