La droga destruida ayer correspondía a los operativos antinarcóticos Magallanes (6,7 t) y Medianoche (2,8 t).

En dos hornos de la compañía Holcim (antes La Cemento Nacional) ayer fueron incineradas 9,5 toneladas de clorhidrato de cocaína, incautadas en los operativos antinarcóticos Magallanes y Medianoche, desarrollados los días 14 y 15 de diciembre.

La droga, valorada en 760 millones de dólares en el mercado negro, según explicó el fiscal Julio Vacacela Romero, tenía una pureza del 90%.

Publicidad

Cada kilogramo de cocaína vale 40.000 dólares. Las 9,5 toneladas (19.000 kg) cuestan 760 millones de dólares.

A la diligencia judicial, ordenada por el juez Aquiles Dávila Gómez, del Juzgado 9º de lo Penal del Guayas, para el caso Magallanes, y por el juez Alfredo Ruiz Ronquillo, del Juzgado 16º de lo Penal con asiento en Daule, por la operación Medianoche, concurrieron el jefe de Antinarcóticos de la Policía (coronel Leonardo Brito) y Víctor Orellana, delegado del Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep).

Un notable resguardo policial con efectivos del Grupo de Intervención y Rescate  (GIR) acompañó los dos cargamentos de narcóticos.

Publicidad

Desde las instalaciones del GIR (km 20 de la vía a la costa) fue trasladado a Holcim (km 19½ de la vía a la costa) el camión con el contenedor TRLU472875-3 US 4310 que llevaba las 6,7 toneladas de cocaína del caso Magallanes. Y desde las instalaciones del Consep fue llevado el camión Hino placas OCO-412 con las 2,8 toneladas de cocaína del operativo Medianoche.

Control en quema
David Quimí, trabajador de Holcim, se encargó de introducir los paquetes con cocaína en uno de los hornos.

Publicidad

Hasta el tercer piso de la torre principal de la cementera era subido el cargamento ilícito, que en la planta baja descargó el contenedor.

“¡Cuatro paquetes cada treinta segundos!”, recomendó en voz alta Luis Proaño, técnico del área de klinker de la productora de cemento, a David Quimí. El tono elevado servía para que el trabajador lo escuchara, puesto que el ruido de los motores era elevado.

El técnico, quien permaneció en el sitio de la quema, explicó que era necesario mantener ese ritmo de trabajo en la destrucción de la droga, porque necesitan controlar el porcentaje de oxígeno que ingresa o deja de ingresar al horno.

De eso depende la calidad del producto. “Este horno trabaja entre 3% y 4% de oxígeno. Si entra de golpe toda la droga, puede variar el oxígeno y afectar la producción”, destacó.

Publicidad

Agregó Proaño que la quema altera el ritmo de producción. No obstante, dijo que ellos están pendientes del proceso. “Lo importante es colaborar con la sociedad”, dijo.

Mientras el alcaloide era incinerado, en el sitio permanecieron el fiscal Vacacela (a cargo de los casos Magallanes y Medianoche), el juez Dávila, el secretario Fabián Mármol y Víctor Orellana, del Consep.