Películas familiares:  una parte de los principales canales de televisión se puso a tono con las fiestas de fin de año  y durante el fin de semana de Navidad programó filmes como para dar el tono a jornadas apacibles.

Lo bueno es que este año no se recayó de las clásicas cien versiones del Cuento de Navidad de Dickens con su cascarrabias Mr. Scrooge. Los filmes, más bien, fueron neutros, familiares. En Ecuavisa fueron del bellísimo dibujo animado de Spirit al disparatado Smoking de Jackie Chan, del conmovedor Yo soy Sam con Sean Penn al reciclado Hombre de acero. Y toda una novedad: La pesadilla antes de Navidad, la obra maestra de Tim Burton donde el rey de Halloween se apodera de la Navidad con imprevisibles consecuencias.

En Teleamazonas, la opción de entretenimiento fue en la misma línea, solo que se incorporaron filmes de la franquicia Disney. Sin conocer los ratings, se puede decir que este año se hizo un buen recorrido cinematográfico, se renovaron los títulos y se ofreció una programación de calidad para las familias. Sin embargo, en la pequeña pantalla aún hay una ausencia. La película que se considera el mejor filme de Navidad de todos los tiempos: Qué bello es vivir, un filme de 1947 de Frank Capra y que obtuvo cinco nominaciones al  Óscar, uno de ellos para un James Stewart en estado de gracia. Una obra cinematográfica que por lo menos una vez al año hay que ver por su extraordinario sentido del humor y su eterno optimismo. Una falta notable en nuestros televisores.

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Pero no todas son ausencias, hay presencias afortunadas. ETV Telerama, por ejemplo, año tras año transmite ‘El pase del Niño’ que se realiza en los barrios cuencanos. Una de las tradiciones más bellas de la época en nuestro país.

Propósitos de Nuevo Año
¿Qué se prepara para el fin de semana en que terminará el 2005 y comenzará el 2006? Por ahora, en cada canal se anuncian los resúmenes noticiosos del año que es de esperar hayan superado el esquema de ser una mera enumeración de los hechos más relevantes de los pasados 365 días.

Sobre todo, esperamos que el Nuevo Año traiga propósitos de hacer una mejor televisión. De evitar la sucesión de errores conceptuales cotidianos, por ejemplo. Porque solo en la mañana de ayer se podían contabilizar varios:  Alberto Astudillo anunciaba que un jugador “recayó” en el Aucas como si de una enfermedad se tratara. Una reportera de Canal Uno atribuyó a los videojuegos la violencia pandillera en las calles de Guayaquil. Otro, del mismo canal, señaló que se preparaban reformas a la Ley de Inseguridad social (hay que admitirlo, este es un error que “sin querer queriendo” es una genial ironía).

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El mejorar la calidad pasa por el perfeccionamiento de filtros. Sistemas que funcionen para –por poner un caso– evitar la insufrible verborragia de un Juan Carlos Castillo, quien en ‘Cosas de casa’ puede hablar indefinidamente del clima, el tránsito, la sequía y todo lo que le pase por la mente sin que nadie le dé un “¡pare y enfóquese en lo suyo!”.