El déficit fiscal del próximo año previsto en $ 800 millones será igual al de 1999 en la crisis bancaria.

Un cheque sobregirado, un compromiso de pago sin los fondos suficientes. Así, con esa figura, el 2006 se presenta incierto en el análisis de Gustavo Arteta, director académico de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes).

Su opinión apunta al presupuesto, la principal herramienta de política económica del Gobierno Nacional, que entre el 2005 y el 2006 aumenta en  $ 1.221 millones.

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Tras las reasignaciones del Congreso, el déficit pasará de $ 421 millones, en el 2005, a cerca de $ 810 millones en el 2006.
“Estimados lectores, ¿saben cuándo fue la última vez que el Gobierno Central registró un déficit de esa magnitud? No deseo alarmar, pero sí advertir que fue en 1999 (el peor año de la crisis)”, dice un reporte de Arteta. Y agrega que “para evitar un colapso fiscal en el 2006, el Ministerio de Economía tendrá que dejar de gastar 300 millones de dólares”.

Pero el Gobierno es optimista frente al financiamiento, especialmente luego de la colocación de $ 650 millones en bonos y la aprobación de un crédito por  $ 400 millones del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR). Ambos son considerados logros, pese a que en este año de los 
$ 550 millones en desembolsos previstos por los organismos multilaterales, apenas llegaron $  45 millones, según el gerente del Banco Central, Mauricio Pareja.

La promesa de disciplina fiscal para el próximo año es relativa. Mientras la ministra de Economía, Magdalena Barreiro, promete un manejo económico prudente, el presidente Alfredo Palacio cede ante los pedidos provinciales, lo que deja millonarias obligaciones de gasto, dice Jaime Carrera, secretario del Observatorio de la Política Fiscal. “Las perspectivas no son muy alentadoras”.

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El 2006 acumulará las ineficiencias, atrasos y obligaciones que tendrá que enfrentar el próximo Gobierno”, señala. Las elecciones del 2006 también presionarán el gasto, advierte Alicia Guzmán, coordinadora del grupo Faro, de vigilancia de las cuentas públicas. “Las decisiones irán del lado político”, dice.

La Ministra ha manifestado su confianza en que no habrá más asignaciones extrapresupuestarias y prevé que la ejecución del presupuesto genere menos egresos de los contemplados.