El niño brasileño Tiago Félix de Souza, de 9  años, fue rescatado el domingo de Navidad del fondo de un pozo de veinte metros  de profundidad, en el que pasó siete días alimentándose apenas con el agua de  la lluvia.
  
El niño, con desnutrición, deshidratación y heridas leves en el cuerpo, fue  llevado a un hospital de Guarulhos (municipio del área metropolitana de Sao  Paulo), donde quedó internado en una sala de cuidados intensivos y sometido a  una batería de exámenes en busca de eventuales infecciones.
  
El padre de Tiago, Benedito Félix Aparecido de Souza, salió a buscar a su  hijo el domingo, por séptimo día consecutivo desde que desapareció el 19, y a  llamarlo a gritos por una zona de producción agrícola.
  
Cuando pasó cerca del pozo, el niño escuchó la voz de su padre y respondió  con pedidos de auxilio.
  
"Fue una emoción muy grande cuando lo encontré", declaró de Souza a la red  Globo de televisión.
  
El hombre, un labrador que trabaja en una chacra de la región, llamó al  Cuerpo de Bomberos, que rescató a Tiago del fondo del pozo, sin fracturas pese  a haber caído de una altura de 20 metros, y lo trasladó al hospital municipal,  donde quedó internado.
  
Tiago, undécimo hijo de de Souza, desapareció después de llevar el almuerzo  a su padre, el lunes pasado, al campo en el que trabajaba. Al regresar a su  casa no vio el pozo, escondido entre las malezas, y cayó.
  
El padre dedicó los últimos siete días a buscarlo, e incluso dejó su  trabajo. Los bomberos ya habían abandonado la búsqueda, según el reportaje de  la televisora divulgado este lunes.
  
Los vecinos ayudaron a la familia.
  
"Nos movilizamos para ayudar a la familia, que es muy humilde. Algunos  fueron a buscar a Tiago en hospitales y comisarías. Ahora gracias a Dios, lo  peor ya pasó", dijo Rodrigo Basilio, un amigo de de Souza.
  
El solidario vecindario le entregó a la familia varias cestas básicas de  alimentos, ya que por una semana el padre perdió sus ingresos.