El juez dictaminó que al incluir el diseño inteligente en el programa de ciencia, el consejo había aprobado, de manera anticonstitucional, un punto de vista religioso.

En estos momentos los conservadores cristianos que otrora dominaron el consejo escolar en Dover, Pennsylvania, estarán lamentando su imprudencia al obligar a los alumnos de biología a que escuchen la tesis del ‘diseño inteligente’ como una alternativa al evolucionismo. No solo fueron expulsados del consejo escolar por el voto de una exasperada opinión popular en noviembre pasado, sino que esta semana un juez de distrito declaró que su resolución había sido anticonstitucional, y ordenó al distrito escolar que abandone esa política que revela una “sobrecogedora falta de sentido”.

Un nuevo y más prudente consejo escolar está planeando eliminar el “diseño inteligente” del programa de ciencia y quizás lo incluya como un curso optativo sobre religión comparada.

El “diseño inteligente” sostiene que las formas de la vida son demasiado complejas para haberse formado mediante procesos naturales y deben haber sido creadas por una inteligencia superior, a la que nunca se identifica de manera oficial, aunque la mayoría de sus adherentes identifican con Dios. El juez dictaminó que al incluir el diseño inteligente en el programa de ciencia, el consejo había aprobado, de manera anticonstitucional, un punto de vista religioso que propone “una versión particular del cristianismo”.

El fallo será oportuno si logra desviar otros esfuerzos de conservadores religiosos para socavar la enseñanza de la evolución, uno de los fundamentos centrales de la biología moderna.

En Kansas, el Consejo Estatal de Educación ha exhortado a sus escuelas a que critiquen la evolución. Asimismo, ha modificado la definición de ciencia para que no se limite a las explicaciones naturales, abriendo paso a que se incluya el diseño inteligente u otras formas de creacionismo que no pueden cumplir con las definiciones tradicionales de ciencia.

El juez en el caso de Pennsylvania, John Jones III, difícilmente podrá ser acusado de pretender revocar los valores comunitarios. Es un republicano de toda la vida, designado juez por el presidente Bush, y ha sido elogiado por su integridad e intelecto. De hecho, como destacó el propio juez, los verdaderos activistas en este caso fueron integrantes del consejo escolar mal informados.

La decisión de Jones fue un notable repudio al diseño inteligente, dado que la política de Dover en realidad constituía una intrusión mínima en la enseñanza dentro del aula. Los administradores solo leían un breve pasaje al inicio de clases, en el que afirmaban que la evolución era una teoría, no un hecho; que había vacíos en la evidencia para explicar la evolución; y que el diseño inteligente suministraba una explicación alternativa y podría ser explorada en mayor profundidad consultando un libro en la biblioteca escolar.

No obstante, incluso esa mínima declaración equivalió a la aprobación de una religión, concluyó el juez, porque ocasionaba que los estudiantes pusieran en duda la teoría de la evolución sin justificación científica y les presentaba una alternativa religiosa disfrazada de teoría científica.

El caso fue más notable por su atento análisis con respecto a si podría considerarse que el diseño inteligente es ciencia. La respuesta, después de un juicio de seis semanas de duración que incluyó horas de testimonios de expertos, fue un sonoro “no”.

El juez consideró que el diseño inteligente violaba las normas esenciales de la ciencia que han existido hace siglos, invocando para dicho fin causas supranaturales y haciendo afirmaciones que no pueden ser sometidas a pruebas. Más aún, el diseño inteligente no ha cobrado aceptación en la comunidad científica, no ha sido apoyado por investigaciones revisadas por colegas, y tampoco ha generado un cuerpo de investigación ni su propio programa de pruebas.

El impulso religioso detrás de la política de Dover era inconfundible. Los integrantes del consejo escolar que pugnaron por la aprobación de la misma habían expresado razones de tipo religioso para oponerse a la evolución, aunque trataron de ocultarlo durante el proceso legal. Jones acusó a los dos líderes del grupo diciendo que habían mentido en sus declaraciones para ocultar el hecho de que reunieron dinero en una iglesia para comprar copias de un libro de texto sobre el diseño inteligente para la biblioteca escolar.

Nadie cree que este contundente repudio al diseño inteligente vaya a ponerle fin a la incesante guerra contra la evolución.
Sin embargo, cualquier comunidad que se sienta preocupada con respecto a la capacidad de sus alumnos para competir en una economía globalizada, hará bien en mantener las explicaciones supranaturales fuera de sus clases de ciencia.

The New York Times
News Service