Se ha informado sobre una lista de depositantes con el notario Cabrera que superan las 30 mil personas y cuyo monto mínimo de entrega era los diez mil dólares, cantidad nada despreciable para la época en que vivimos, y con un interés del 10% mensual, que daba una renta mensual cómoda para pasarse los días sin hacer absolutamente nada.

Ante esta situación viene a mi cabeza aquel conocido refrán: “El que no arriesga no gana”, pero es mucho más reconfortante el saber que con mi platita bien ganada estoy haciendo productivo al país que me vio nacer, que me dio una educación, que me ha dado la oportunidad de ahorrar. Si empezamos a multiplicar los 30.000 depositantes con una empresa pequeña o mediana y la posibilidad cierta de emplear en estas mismas empresas a tres o más compatriotas con ganas de trabajar pero sin mayores oportunidades, definitivamente que nuestro lindo Ecuador, si bien es cierto no saldría de la crisis económica que atravesamos, sin ninguna duda habremos colaborado con ser personas productivas, a fomentar empleo, a saber que esos recursos económicos los invierto en un negocio lícito y al mismo tiempo ayudo a solucionar en algo la situación del país, a saber que el dinero que recibo lo estoy ganando con el sudor de mi frente y no con la facilidad de cobrar una renta que tarde o temprano iba a terminar como en efecto ha sucedido y que lamentablemente hoy es motivo de sangre, dolor y lágrimas.

Sea este también un llamado a nuestros gobernantes para lograr un mayor esfuerzo en mejorar la educación de nuestros jóvenes y niños, así como no solo a la creación de fuentes de trabajo sino incentivar y ayudar a las personas que tienen pequeños, medianos o grandes capitales y que deseen poner su negocio con asistencia legal, técnica y de marketing gratuita, y de esta manera hacer patria dentro de nuestra patria y no fuera de ella como tantos migrantes que tenemos en Estados Unidos y España, principalmente, y evitar casos como el de Machala.

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Ab. Manuel Molina Plaza
Guayaquil

En el formidable movimiento financiero del notario Cabrera, con cuantías que nunca podrán determinarse, hay dos grupos de perjudicados.

1.- Aquellos agricultores, zapateros, modistas, conductores y muchos otros dedicados a múltiples actividades mal retribuidas que trabajan arduamente todos los días y que reprimiendo una mejor calidad de vida, para asegurar un futuro a sus hijos, confiaron sus ahorros a este notario. 2.- Aquellos profesionales, altos funcionarios, militares, banqueros, políticos, representantes de la justicia; que, sin justificar la procedencia, entregaron personalmente o por intermedio de sus “mulas” los dineros que saciarían su ambición de más riqueza, sin realizar ningún esfuerzo.

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A los primeros, les digo que de la crisis siempre se sale fortalecido o sumergido, es necesario continuar, han aprendido una dura lección que les servirá para ser mejores padres, mejores empresarios, excelentes compañeros, únanse en el trabajo y en el esfuerzo compartido.

A los segundos, les hago notar que el dinero continuará sin tener olor, ni tampoco sentimientos; los buitres carecen de olfato y el olor de la carroña no limita en lo más mínimo su voracidad, así permanecerán, porque el árbol torcido no se endereza.

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Gustavo Mayorga López
Guayaquil