“Los directivos de Barcelona son los peores del mundo, realizan contratos y después los incumplen”, fue la frase con la que se despidió el jugador argentino Guillermo Moriggi del equipo en abril del 2004.

Esa declaración le costó una suspensión indefinida en el balompié nacional, aplicada por la Ecuafútbol.

Sin embargo, Moriggi no se quedó tranquilo y demandó al club torero, que en esa época presidía Leonardo Bohrer.

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El argentino, quien llegó con una molestia en una de las  rodillas y luego fue operado en el 2003, demandó a Barcelona por remuneraciones impagas y  despido intempestivo.

El abogado Carlos Díaz inició la orden de embargo del estadio Monumental para cobrar los  102 mil dólares que reclama Moriggi.

A esto se suman unos $ 4 mil que exige Orlando Torres, ex utilero del equipo amarillo, que también fue representado por Carlos Díaz.

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A pesar de que el estadio no pertenece en su totalidad a Barcelona, Díaz aclaró que se embargará la parte que corresponde al club. Además, “independientemente que Moconsa administre el escenario, Barcelona no pierde la titularidad de la parte que le corresponde”, aseveró Díaz.

El abogado también representó a Agustín Delgado, quien esperaba recuperar su pase para irse a otro club.

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“El caso de Delgado concluyó. El inspector de Trabajo dio el visto bueno, lo que quiere decir que terminó el vínculo que unía a las partes”, dijo.

Además, Díaz aclaró que aunque Barcelona pretendía transferir al jugador argumentando que había un contrato hasta el 2006, “el dueño y titular del pase es Delgado, nunca fue Barcelona”.