Euforia en los aficionados de El Nacional por la conquista del título que tardó 9 años.

Rojo, todo rojo. Alegría y emoción. Petardos, bengalas, luces de colores. Música y vivas. “¡Y ya lo ve... Y ya lo ve... Somos campeones otra vez!”.

Los hinchas de El Nacional llenaron el estadio Olímpico Atahualpa y armaron su fiesta. ¿El frío de la noche? Eso no importó. La lluvia, tampoco. La neblina, menos. “¡Dale, campeón... Dale, campeón... Dale, campeón...!”. El grito constante de la hinchada de los puros criollos puso calor en el escenario del Batán.

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Y luego vino la vuelta olímpica y la entrega del trofeo. Uno por uno, los integrantes del campeón del torneo Clausura pasaron por la tarima que se montó dentro de la cancha para efectuar la ceremonia. Los nuevos monarcas recibieron sus medallas y también los aplausos de sus fanáticos.

En las tribunas, los cerca de 45 mil espectadores esperaban, saltando, la hora de acudir a la avenida de los Shyris para la celebración mayor. Allí, en ese ya histórico sector del norte de Quito, estaban las orquestas para contagiar con sus ritmos la alegría de esta nueva y esperada corona.  

Recordaron a Otilino
Cuando terminó el partido, con la victoria 2-0 sobre Barcelona (con anotaciones del Canguro Félix Borja), la celebración tenía un nombre que pasó de las tribunas a la cancha. El recuerdo del desaparecido Otilino Tenorio estuvo presente en medio de la euforia de la parcialidad roja.

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Nadie lo olvidó. Ni los jugadores, ni la dirigencia y menos la afición.   Hubo lágrimas por el recuerdo del goleador, tanto en la vuelta olímpica como en los camerinos.

Fue el momento para agradecerle al enmascarado por su alegría que atrajo nuevamente a la hinchada militar a los estadios y que dejó una huella de optimismo entre sus compañeros.

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Murió antes de que terminara el torneo Apertura, donde El Nacional fue eliminado en las semifinales por Barcelona. Aquella vez no pudieron rendirle honor. Ayer sí.  

Antonio Valencia, ahora futbolista del Recreativo de Huelva, fue otro de los elementos que no pudo jugar esta final, pero que integró gran parte del año el equipo. Toni recibió la medalla y abrazos del zaguero Jorge Guagua, el gran capitán, quien fue el más ovacionado.

PARA ANOTAR

HINCHAS DE BARCELONA
La hinchada de Barcelona, cerca de unas 500 personas, ocupó un sector de la general norte para alentar a su equipo. Los amarillos hicieron flamear sus banderas y gritaron vivas en favor de su conjunto. A pesar de que el estadio era copado por los parciales nacionalistas, los seguidores del cuadro torero no tuvieron inconvenientes durante el partido.

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INGRESO DE FANÁTICOS
La Policía Nacional no pudo impedir que los hinchas de El Nacional ingresaran a la cancha para dar la vuelta olímpica junto con los jugadores.

PERDERÁ BIGOTE
El doctor del equipo militar, Marcelo Gallardo, se cortará el bigote por una apuesta que hizo con el defensa criollo Carlos Castro sobre la consecución del título. Gallardo se sintió feliz de que después de muchos años perdiera uno de los “símbolos de su personalidad aunque por un torneo”, aseguró.