Las medidas para reducir los efectos de la paralización del transporte  fallaron y los neoyorquinos soportaron pérdidas y caminatas con frío de 18° C bajo cero.

Desde las 03h00 de ayer, primer día de la temporada invernal, podían verse largas filas de ateridos caminantes que enfilaban por las calles de los distritos de Manhattan, el Bronx y Brooklyn para llegar puntuales a sus trabajos, desafiando una temperatura que, a esa hora, llegaba a 18 grados centígrados bajo cero.

En la segunda jornada de la huelga del transporte público en Nueva York, el caos aumentó por la ineficacia de las medidas adoptadas por la Alcaldía para paliar los efectos de la medida.

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Desde el Bronx los pocos trenes de la empresa Metro North no abastecían la demanda de pasajeros. Repletos al tope debían saltarse las estaciones lo que aumentaba la molestia de los usuarios.

Lo mismo ocurría con el tren Long Island Rail Road que viene desde la isla, pasa por Queens y llega hasta la calle 34 y Séptima Avenida, junto al Madison Square Garden.

Aunque los taxis recogían pasajeros en la calle, algo que es privilegio de los que llevan el color amarillo, su contribución fue mínima ante la magnitud del problema.

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Según estadísticas de la Oficina de Control de Emergencias de Nueva York, siete millones de ciudadanos utilizan diariamente el transporte público considerado el más grande de la nación. De quienes viven en la ciudad (un poco más de 9 millones de habitantes), dijo la Oficina, el 85% se moviliza  en trenes y autobuses.

La anunciada medida del juez Theodore Jones, de Brooklyn, de declarar ilegal la huelga e imponer al sindicato de la Autoridad de Transportes (MTA) una multa de $ 1 millón por cada día de paralización, no disminuyó el ánimo beligerante de  los trabajadores.

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El abogado de la ciudad, Michael Cardozo, acudió ayer ante el juez Jones para pedir una orden judicial de retorno al trabajo. De expedirse tal orden y no ser cumplida por los trabajadores, podrían ser llevados a juicio por desacato lo que trae aparejado penas privativas de libertad.

Usuarios del transporte que fueron consultados manifestaron sentirse acosados por las dificultades y el frío que enfrentaron en la jornada sin buses. Además coincidieron en afirmar que las posibilidades de un arreglo del conflicto se esfumaban a cada hora.

Uno de ellos, Pedro Enrique Ruiz, un ecuatoriano que prepara ensaladas, dijo que no estaba de acuerdo con la huelga “porque me afecta y yo gano mucho menos dinero que los trabajadores de la MTA”.

Por la tarde se había filtrado en medio de las sombras un rayo de esperanza. El líder de los huelguistas, Roger Touissant, aceptó la insinuación de Gary J. Dellaverson, director de Relaciones de Trabajo del estado de Nueva York, para reunirse con un mediador que trataría de someter al arbitraje la controversia entre la MTA y sus trabajadores.

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AFECTADOS

El ecuatoriano Pedro Enrique Ruiz, quien prepara ensaladas en un restaurante de la calle 7, en Manhattan, dijo que la huelga en Nueva York se torna un callejón sin salida. “Las únicas víctimas somos nosotros”, dijo Ruiz. “Vivo en el Bronx y salí a las 06h00 para llegar a las 11h00. Laboro por el salario mínimo porque soy indocumentado. Si no trabajo no cobro y mi familia sufre. Debo hacer este sacrificio de caminar 20 kilómetros pues no tengo para pagar taxi”, agregó.

Arturo González, un machaleño que labora en un almacén de textiles, lamentó que la frustración fue enorme mientras esperaba ayer un tren de la Metro North en la estación de la calle 174. “No creo que pueda ir al trabajo, llevo una hora de retraso y no hay cómo subirse a un vagón. Tomo tren desde el Bronx hasta Grand Central y gasto $ 4 diarios. Aquí nos cobran $ 4 por viaje y los trenes no paran. Si pasa un taxi me cuesta más de $ 15”, comentó.

Multitudes abrigadas hasta las orejas recorrían caminando, pedaleando o patinando el  puente de Brooklyn, haciendo frente a temperaturas bajo cero, mientras las  principales vías de circulación  registraban atascos.

”Déjeme decirle. Ayer en un momento dado oía los gritos de los huelguistas. En otro momento, me hallé a un lado de la vía, inclinado, a punto de vomitar por el  cansancio”, dijo George Shea sobre su experiencia en bicicleta.

Millonarias pérdidas enfrentan comercios al dejar de vender en estos días antes de la Navidad, debido a la huelga del transporte público de Nueva York.

La paralización de 34.000 trabajadores empieza a afectar a la economía neoyorquina.

Según la municipalidad, Nueva York y sus empresas han perdido hasta $ 400  millones en la primera jornada de paro del pasado martes y ayer pudieron dejar de ganar $ 300 millones. Algunos empleados fueron despedidos.