Tony Meléndez es guitarrista pese a que carece de sus extremidades superiores desde que nació.

Nació sin brazos. Tiene 43 años y es de origen nicaragüense. Su fortaleza en medio de la depresión es Dios. Así lo confirmó poco antes de su presentación en el coliseo Voltaire Paladines Polo, ayer en la mañana.

Dio un pequeño concierto que distó de lo común, ya que a diferencia de otros artistas, él, Tony Meléndez, entonó la guitarra con los dedos de los pies.

Publicidad

Considera que para salir adelante se necesita del apoyo de la familia y de las personas que están cerca.

Uno de los recuerdos que perenniza en su mente fue cuando en 1987 cantó para el papa Juan Pablo II.

“La vida es preciosa y se la tiene que vivir, hay un momento en el que tenemos que decir me quiero ayudar”, dijo Meléndez.

Publicidad

Él narra en su libro No me digás que no podés, que en 1961, su madre, Sara Meléndez, sintió un malestar que lo confundió con síntomas de gripe, por lo que pidió a un conocido médico que la recetara. Ella ignoraba que estaba embarazada y tomó varias dosis.

Las cápsulas de Talidomida que ingirió deformaron el feto que llevaba en su vientre. Por eso, después de los nueve meses de gestación y de descubrir que el niño había nacido con deformidad, el medicamento fue retirado del mercado (en 1962).

Publicidad

Pero él no fue el único. En Alemania Occidental se registró el caso de ochenta y tres niños que nacieron deformes cuando sus madres ingirieron la Talidomida.

Además de haber nacido sin sus extremidades superiores, Meléndez indica que sus pies se componen de once dedos, los cuales ha sabido dominar, sobre todo a la hora de entonar la guitarra.

Recuerda que los momentos más difíciles de su infancia fueron a los tres años cuando su padre, José Meléndez, le enseñaba a caminar.

Sin brazos no podía ‘gatear’, mucho menos evitar una caída porque su pie izquierdo tropezaba con el derecho.

Publicidad

A su corta edad era consciente de su deficiencia. Cuando dibujaba personas, ponía mucho énfasis en los brazos.

Incluso, en el momento en el que salió al escenario del coliseo Voltaire Paladines Polo, después de haber interpretado y entonado la canción No me digás que no podés pidió a todos los presentes que le den un fuerte abrazo a la persona que tuvieran a sus costados.

Este pedido de Meléndez hizo que el público, compuesto por miembros de la Policía Nacional, Comisión de Tránsito del Guayas (CTG), Fuerza de Tarea Conjunta Guayas Nº 2, Policía Metropolitana, discapacitados e invitados, desbordara de emoción y abrazara a su compañero de silla. No importaba si no se conocían, lo relevante era la alegría de saber que tenían un par de brazos para hacerlo.