Las niñas con edades comprendidas entre los 7 y los 11 años odian a la Barbie, según un estudio públicado ayer en el Reino Unido, que revela que muchas chicas admiten haber torturado, mutilado e, incluso, decapitado a la muñeca.

El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Bath (suroeste de Inglaterra), señala que las menores rechazan a la Barbie porque la consideran un ícono femenino y un símbolo de su más temprana infancia.

Los responsables del estudio, que preguntaron a un centenar de niños británicos sobre sus actitudes hacia una gama de productos de marca, descubrieron que la muñeca estadounidense provocaba las reacciones más intensas.

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“Cuando les preguntamos por la Barbie, la muñeca provocaba rechazo, odio y violencia”, explicó el doctor Agnes Nairn, que dirigió el estudio.

“Las chicas con las que hablamos consideraban que torturar a la Barbie era una actividad legítima frente a otras posibles formas de jugar con la muñeca”, añadió.

El investigador explicó que los tipos de mutilación padecidos por la muñeca son “variados y creativos” e iban “desde la decapitación hasta la quema”. Alguna niña confesó haber metido a la muñeca en el microondas.

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El estudio científico también pone de manifiesto que las niñas dicen tener “una caja llena de Barbies”, por lo que, a juicio de los investigadores, la muñeca no es un objeto especial para ellas sino algo que está disponible y que, por ello, es rechazado.

“Esto puede explicar de alguna forma la violencia”, dijo el director del estudio.

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“Mientras para un adulto el placer que un niño siente torturando a sus muñecas es profundamente inquietante, desde el punto de vista infantil es una forma imaginativa de deshacerse de una mercancía que le sobra, de la misma forma que uno podría machacar latas para reciclarlas”, explicó.

Frente a ese sentimiento hostil, el estudio descubre que los chicos conservan sentimientos de nostalgia y afecto hacia el Action Man.

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El estudio, que también examinó la actitud de los niños hacia la publicidad y los productos de marca, pone de relieve que aunque estos admiten comprar regularmente productos que ven anunciados en televisión, a muchos menores les disgusta ser el blanco directo de los anuncios publicitarios.