El pan de oro, pulido con la piedra de ágata que reviste el interior de la iglesia de La Compañía volvió a brillar con intensidad desde ayer, luego que el Municipio Metropolitano de Quito hiciera la entrega oficial a la comunidad de  este templo, uno de los 100 monumentos patrimoniales más importantes del mundo, según datos de la Unesco.

Ayer ante la mirada asombrada de residentes y extranjeros  se podía admirar cada uno de los detalles de la cúpula central en la cual se destacaban arcángeles y arzobispos a través de un espejo de 70 cm de diámetro.

Lucía Quitiaquez, una visitante, aseguró que nunca antes había podido ingresar a la iglesia, pero ahora se sentía impresionada por su belleza.

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Es que el proceso de restauración, que se inició en 1989, no permitió el ingreso periódico de los ciudadanos.

El terremoto de 1987 afectó gravemente su estructura y luego, en 1996, cuando se terminaba el trabajo de los retablos, un incendio destruyó tanto la imagen de San Francisco Xavier, como parte de la pintura de la cúpula principal de esta edificación.

En los últimos nueve años, el Fondo de Salvamento, según el arquitecto Vinicio Salgado, coordinador general del proyecto, trabajó en el tratamiento de la fachada de piedra, reconstrucción del retablo de San Francisco Javier, la recuperación de la cúpula, la recuperación de la pintura mural de la Capilla de los Artesanos, y el montaje de un aproximado de 44 lienzos y 56 esculturas de la escuela quiteña.

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Ahora la iglesia abre las puertas como el templo centenario que es, y también como uno de los principales atractivos turísticos.

De acuerdo con guías turísticos que se mantienen en el sitio para brindar información, entre los cuadros más relevantes  se encuentran los 16 de los profetas y los del Juicio Final y del Infierno.

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En el proceso de restauración se recuperó la pintura mural de la Capilla de los Artesanos. Se trata de una construcción anexa a la iglesia y que colinda con el convento de los jesuitas.

En el sitio se encontraron –bajo pinturas blancas de cal– vestigios de que  ese sitio era utilizado por la cofradía de los sacerdotes. Antiguamente, también fue una especie de salón de actos de la universidad gregoriana.

Todo el complejo debe ser cuidado por la propia comunidad, comentó Salgado. El técnico consideró que es necesario que la ciudadanía tome conciencia de que no debe destruir este patrimonio. Por ejemplo, dijo, no se debe pellizcar el pan de oro, tampoco tocar las obras de arte.

El Concejo Metropolitano también tiene la responsabilidad, explicó Salgado, de evitar que la contaminación de los vehículos siga afectando la fachada. En este sentido, se mostró a favor de implementar un proyecto que reduce el tránsito de automotores en el centro histórico.

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TEMPLO

CONSTRUCCIÓN
La construcción de la iglesia de La Compañía de Jesús se inicia entre los años 1605 y 1606.

TERMINACIÓN
Las primeras noticias  sobre la terminación de la iglesia y la sacristía, a excepción de la cúpula del presbiterio, datan de 1650. La construcción se completa en 1689, con el levantamiento de la cúpula del presbiterio.

TERREMOTOS
La iglesia sufrió graves daños en el terremoto de 1859, la torre resultó más afectada y fue preciso derribarla. Luego de que se la reconstruyó, se la derribó a causa de los deterioros por el terremoto de 1868.