Una vez más se comprobó el alto grado de solidaridad del pueblo ecuatoriano y de manera especial el guayaquileño que, como todos los años, se hace presente. La causa siempre es la misma: ayudar a los más necesitados, pero la realidad demuestra que la miseria crece de forma alarmante; los canales de televisión nos han acostumbrado a presenciar todos los días cuadros de tragedia humana, por lo que me pregunto: ¿dónde está la Teletón?

¿Será que se invierte en obras suntuosas que sirven para la foto?

Pienso que, afortunadamente, en la ciudad existen damas que, sin pertenecer a la orden de la Madre Teresa, han hecho del servicio social un apostolado, que pueden ayudar a solucionar con parte de lo recaudado los servicios sociales que pasan los medios de comunicación de personas que se mueren todos los días por no contar con medios suficientes para curar sus dolencias.

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Considero importante destinar una cantidad de estos fondos para que sea manejada por una de estas fundaciones con un fin específico: ayudar directamente a esta realidad de todos los días, dando una esperanza para mucha gente que se vuelve protagonista por circunstancias de la vida sin buscarlas, pero que se presentan a la vuelta de la esquina en cualquier ser humano.

Motivando a decir: ¡bendita labor que dure cien años!, de lo contrario sería una Teletón más.

Colón Quiroz Ferruzola
Guayaquil