Escribir a Dios y enviar la carta a Jerusalén se ha convertido en una  costumbre que ya no sorprende a los empleados de correos israelí, que no teniendo una dirección exacta depositan los sobres en el Muro de las Lamentaciones.

Miles son los creyentes  que cada año, bien en las fiestas judías bien en las cristianas, envían sus peticiones al Todopoderoso, con la esperanza de que, desde aquí, su voz se oiga más alto.

“A Dios”, “A Jesús de Nazaret” o “A la atención de Dios”, son algunos de los destinatarios que aparecen en las cartas que se acumulaban ayer en la Oficina de Correos de Jerusalén, y donde Dios, curiosamente, tiene reservadas dos casillas de correo, una en hebreo y otra en inglés.

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“Este es un trabajo sagrado, lo hacemos para gente que necesita ayuda y que suele pedirla alrededor de las fiestas”, explica Abraham Yaniv, responsable de la oficina a la que llegan todos los sobres sin destinatario o con la dirección errónea, y entre ellas las que buscan al Creador.

Dos o tres veces al año, cuando las cartas al Altísimo se acumulan, los funcionarios del Correos se las llevan al Muro de las Lamentaciones de Jerusalén, el lugar más sagrado para el judaísmo y donde las depositan con la ayuda del rabino responsable.

“Nos escriben desde todo el mundo, incluso de  países árabes, aunque no sé si son musulmanes o cristianos”, explicó Yaniv mientras presentó una carta de Indonesia y que  está escrita en español.

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El hecho de que muchos creyentes que escriben sean cristianos no parece ser obstáculo para el funcionario israelí, que igualmente deposita sus cartas entre los grandes bloques del más importante santuario judío, porque, según dice, “Dios no hace diferencias”.

Hay algunos creyentes que se han convertido incluso en lo que Yaniv denomina “nuestros clientes permanentes, de Dios y míos”, y a los que el personal de correos reconocen ya su letra. Es el caso de un hombre o mujer de Bélgica que escribe a Dios al ritmo de una carta por semana.

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El número de cartas que llegan a Jerusalén va en aumento. Yaniv recuerda que cuando llegó al cargo hace nueve años se trataba de unas decenas. “Pero con el tiempo, debido a la cobertura de la prensa, el número va en aumento, y este año hemos recibido cerca de un millar”, agregó.