Soy un joven padre de familia, con un trabajo honesto el cual consiste en llevar revistas y periódicos a domicilio; además, me prepararo profesionalmente en el área de Comunicación Social de la  Universidad Católica.

Me causa malestar y disconformidad el tener que tratar con personas intransigentes e injustas que por haber alcanzado un estatus social superior y poseer una casa y un carro lujoso, vestir un traje fino y tener un título de doctor, se creen los dueños del mundo y piensan tener el poder en sus manos para pisotear la dignidad y el honor de sus semejantes.

Todos somos iguales ante la ley y ante Dios. Exijo que se respete mi integridad física y moral, no aceptando sus imposiciones, sus gritos y sus amenazas; por tal razón me tildan de malcriado, atrevido y patán.

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Me pregunto si el exigir respeto y consideración es delito. Pienso que no.

¿Por qué a las personas actualmente solo les interesa el dinero, acumular riqueza y bienes materiales dejando de lado la ética, principios y valores humanos que nos haría mejores seres humanos?

Por cierto, ¡no soy un resentido social!

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Juan Carlos Nivelo Naula
Cuenca