El cubano Héctor Despaigne Guillén, de 35 años, cumplirá en marzo próximo 20 años de vivir con un corazón ajeno, lapso que lo ha convertido en el transplantado de mayor sobrevivencia en América Latina, según los médicos de su país.

"Los médicos me dicen que en América Latina soy la persona que ha vivido más tiempo con un corazón ajeno. De los trasplantados cubanos, soy uno de los que menos rechazo inmunológico muestra", dijo al diario Juventud Rebelde, este  hombre de tez oscura, 85 kg de peso y 1,80 m de estatura.

Sin embargo, se muestra cauto con la posibilidad del rechazo inmunológico. "Esa posibilidad siempre está ahí, latente, lleves de operado el tiempo que lleves y a pesar de los medicamentos", señala.

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Despaigne se hace una revisión médica cada tres meses, no fuma ni toma bebidas alcohólicas, "pero sé divertirme a mi manera", dice.

"No le temo a las emociones fuertes porque confío en la resistencia de mi corazón. Cuando voy al estadio a ver los juegos de pelota me mortifico por las malas jugadas. Mis amigos temen que un día me vaya a dar un infarto. Pero yo les digo que mis luchas son benignas, porque llevan alegría, y eso el corazón  lo agradece", añade.

Los transplantes de corazón comenzaron en la isla en diciembre de 1985, y su pionero fue el paciente Jorge Hernández, de 38 años, quien murió 24 meses después. La operación de Despaigne fue el 29 de marzo de 1986. En total, se han hecho más de un centenar de operaciones de ese tipo.

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"Nunca supe quien fue el propietario del corazón que me pusieron. Otros operados lo conocen porque se ponen a averiguar y eso. Pero yo no. Sé que era un hombre que murió en un accidente de tránsito. Cuando aquello él tenía 26 años y yo solamente 15. Así que ahora mi corazón tiene 46 y yo 35", indica.

Sin embargo, confiesa que "desde que tengo otro corazón soy más sensible. Hasta distinto, creo yo. A pesar de considerarme un hombre fuerte, hay situaciones que me hacen llorar: la generosidad de una persona, cualquier buena acción, una respuesta cariñosa".