La brecha constante entre la ley y la política, la ley y el ejercicio de los derechos, ha llevado a dos autores a vincular los principios jurídicos con las fantasías de quienes ejercen alguna forma de poder. El resultado es el libro El juego de la democracia. Reflexiones urgentes, un conjunto de ensayos intercalados de Fabián Corral y Diego Pérez.

Los dos son juristas, vinculados al periodismo como columnistas de opinión, lo que vuelve a su libro un ensayo a horcajadas entre la norma y la crítica de la coyuntura, una reflexión fluida sobre las paradójicas relaciones entre la realidad y el modo como los ecuatorianos la interpretamos.

El libro comienza por afirmar, a contracorriente del discurso político cotidiano, que la democracia no culmina en las urnas, que en las urnas apenas comienza, para volverse un “valor social predominante”, en un continente donde la democracia se encuentra en un estado casi letal.

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Y desde ese interrogarse sobre el sentido de una “democracia eficiente”, el texto repasa la actualidad política –consultas populares, seguridad jurídica, soberanía y globalización, dimensiones jurídicas y el tratado de libre comercio, presidencialismo y parlamentarismo– para cerrar con un implacable diagnóstico de Corral sobre el ejercicio del poder en el Ecuador y los equívocos y fraudes que genera.

Existe a lo largo del libro una inquietante puesta en duda de “verdades de Perogrullo”, para decirnos que el conocimiento de la realidad de un país sumado a la percepción jurídica y sensible de sus comportamientos, definen las normas. Realidad y normatividad van de la mano.

Uno de los capítulos apasionantes del libro es la prolongada reflexión de los autores sobre la relación entre soberanía y globalización, en el afán de superar las afirmaciones gratuitas que, por una parte, elevan a los altares a la avasalladora vigencia de un mundo globalizado para alcanzar, al fin, a derrotar al estado que controla; como las que, por otra parte, proponen enrocarse dentro de las fronteras para defender la soberanía.

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En este punto, Corral y Pérez evocan uno de los fenómenos centrales de la globalización: el modo como los “ciudadanos universales” buscan afirmarse como “ciudadanos locales”.