Con lo que ha pasado en la ciudad de Machala en el caso del notario-depositario, se ha descubierto que en nuestro país, la gente sí tiene dinero para ahorrar, pero que no tiene dónde hacerlo, primero por la desconfianza bancaria generada hace pocos años, que nada ni nadie les garantizó la devolución de sus depósitos, aún cuando esas instituciones financieras estaban legalmente constituidas; segundo porque en la actualidad, prácticamente, no ganan ni siquiera el bajísimo interés, por los descuentos y “débitos” que  por cualquier cosa les hacen mensualmente en los bancos; y tercero porque de los propios bancos no pueden obtener ni siquiera un pequeño préstamo cuando lo necesitan, debido a los engorrosos procedimientos y requisitos que les exigen, pidiéndoles certificados hasta por el perro de la casa.

Eso sin contar con el trato despectivo con que atienden a las personas que se acercan a solicitar información de créditos que, por la apariencia que les ven o por el bajo saldo o poco movimiento de la cuenta, les dan a entender que nada tienen que hacer ahí y lo despachan de inmediato.

Cuántas veces habrán tratado así, por la falta de fondos en la cuenta bancaria, a los adinerados depositantes del notario fallecido, y a los que todavía están en manos de los otros depositarios desconocidos que aún existen, cuando han concurrido a solicitar un crédito hipotecario, y han perdido la oportunidad de hacer una transacción más.

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Debe socializarse más el sistema bancario, pues ya hemos visto cómo existen tantos usureros prestándoles fácilmente dinero a los más pobres, porque estos sí pagan, a diferencia de muchos de los preferidos por los bancos que tienen constituidas compañías y poseen tarjetas de crédito.

Para los pequeños préstamos a cortísimos plazos para la gente pobre, bien se les podría autorizar a los bancos cobrar el 3% mensual, permitiéndole a los deudores cancelarlos diariamente, si al fin y al cabo los pobres hasta pagan el 20%, cuando reciben un préstamo de 100 dólares y lo pagan en el plazo de 30 días a razón de 4 dólares diarios.

¿Qué les parece señores del mercadeo bancario.

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Ab. Alicia Orrala Cabezas
Guayaquil