Bajo el calor de la tarde del martes pasado y con pocas personas que atender, Wilmer y otros servidores del Registro Civil de Guayaquil se animaron a hablar –aunque les está prohibido so pena de sanciones administrativas– de un tema que reconocen los tomó por “sorpresa”: el traslado de la competencia de los servicios del Registro Civil al Municipio porteño.
“Estamos conscientes de que la atención no es buena y que aún manejamos cosas obsoletas, pero lo que quieren hacer es politizar más la institución”, dice Wilmer argumentando que al pasar la base de datos al Cabildo (liderado por el socialcristiano Jaime Nebot) se quiere interferir en las elecciones, pues “nosotros proveemos de información al Tribunal Electoral para que ellos depuren los padrones”.
Además, agrega Carlos, empleado de 24 años, la transferencia del Registro al Municipio afecta a los empleados: “153 familias dependen de este empleo”.
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Jorge, de 75 años y con 31 en la entidad, deja todo “en manos de Dios”, ya sea su liquidación o jubilación. “Que sea lo que Dios quiera”, dice resignado.
Mientras, dirigentes de los empleados del Registro analizan la posibilidad de presentar una demanda de inconstitucionalidad del convenio de transferencia de competencia.
“Nos estamos asesorando con abogados, antes de dar una versión final”, dijo un dirigente que pidió no mencionar su nombre.
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Entre tanto, voceros del Municipio de Guayaquil explicaron que el cabildo no manejará datos sobre el padrón electoral y que tampoco las oficinas del actual Registro Civil dejarán de funcionar.