Una ex ministra socialista, un empresario, un ex asesor del ex dictador Augusto Pinochet y un izquierdista  radical son los cuatro candidatos a la presidencia de Chile.

La candidata socialista, Michelle Bachelet, aspira a convertirse en la primera mujer que gobierne Chile, representando a la oficialista Concertación de Partidos por la Democracia, que también integran la Democracia Cristiana; el Partido Radical Socialdemócrata y el Partido por la Democracia.

Agnóstica, separada y madre de tres hijos, Bachelet fue ministra de Salud y Defensa del presidente Ricardo Lagos, y tiene como prioridades reducir la desigualdad social y combatir la  pobreza.

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Hija del general de la Fuerza Aérea chilena Alberto Bachelet, quien murió por torturas a manos de sus compañeros de armas tras la instauración de la dictadura de Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973, fue la primera ministra de Defensa de América Latina. Ella y su madre estuvieron detenidas en un centro clandestino de la policía secreta del régimen, y luego exiliadas a Alemania.

Joaquín Lavín fue asesor del Ministerio de Economía en el régimen militar, como miembro del grupo de los “Chicago Boys” que instalaron el modelo de economía abierta y afirma que ejercerá “mano dura” frente a la delincuencia y combatirá el desempleo.

Miembro del movimiento católico ultraconservador Opus Dei, Lavín fue muy cercano con Pinochet, del que se ha ido desvinculando.

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Sebastián Piñera, de 56 años, es uno de los más acaudalados de Chile, con intereses en Lan Chile, principal línea aérea del país, la estación televisora Chilevisión, la banca y otras empresas.

Representando a la derecha moderada, Piñera intenta captar el centro político argumentando su oposición a la dictadura militar, en la que no ocupó ningún cargo público.

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Tiene un programa de siete ejes de los cuales  el principal es, al igual que Bachelet, terminar con la  abrumadora inequidad social y buscar igualdad de oportunidades.

Tomás Hirsch, de 49 años, postula por segunda vez a la presidencia después que en 1999 lanzó su candidatura apoyado por el Partido Humanista que lidera, obteniendo apenas el 0,51% de votos.

Hirsch es hijo de judíos alemanes que llegaron a Chile escapando de la II Guerra Mundial y su programa plantea romper el actual modelo económico con una redistribución del ingreso que disminuya la brecha entre ricos y  pobres, además de una nueva Constitución y la nacionalización del cobre.