En lugar del repunte petrolero que pronosticaron los promotores de la guerra, la producción iraquí rara vez ha igualado su nivel previo a ella, y ha mantenido una tendencia a la baja desde el año pasado.

El derrocamiento de Saddam Hussein debió darle al mundo una demostración del poderío estadounidense, pero las cosas no funcionaron de esa manera; sin embargo, el gobierno del presidente Bush ya ideó la siguiente gran estrategia: una demostración  en PowerPoint. Las balas no han sometido a los insurgentes en Iraq, pero el gobierno  alberga la esperanza de que las balas usadas en las viñetas de presentación acallen a los detractores locales.

Es una tarea vergonzosa, pero también  una prueba importante para los medios noticiosos. El gobierno del presidente Bush no ha perdido su confianza en que podrá salirse con la suya en lo tocante a cálculos y hechos confusos: que no lo llamarán a rendir cuentas por sus evidentes esfuerzos dirigidos a desencaminar a la opinión pública. Dependerá de los periodistas demostrar que esa confianza no tiene fundamentos.

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Aquí tienen un ejemplo de cómo la Casa Blanca se propone engañarnos: el nuevo documento oficial asegura que a la economía de Iraq le va  realmente bien. “La producción de petróleo aumentó de 1,58 millones de barriles al día en el 2003 a un promedio de 2,25 millones de barriles diarios en el 2004”. El documento concede que hubo un “ligero descenso” en la producción desde entonces.

Se espera que no nos demos cuenta de que el promedio diario para el  2003 incluye los meses anteriores y posteriores a la invasión de Iraq, cuando su industria petrolífera prácticamente estaba cerrada, así que tampoco deberemos darnos cuenta de que la verdadera historia de la industria del petróleo de Iraq es de un fracaso inesperado: en lugar del repunte petrolero que pronosticaron los promotores de la guerra, la producción iraquí rara vez ha igualado su nivel previo a ella, y ha mantenido una tendencia a la baja desde el año pasado.

El documento del Consejo de Seguridad Nacional, que se divulgó esta semana con el grandilocuente título de ‘Estrategia nacional para la victoria en Iraq’, no es ni un informe analítico ni una declaración política. Simplemente son los mismos viejos argumentos (“la victoria en Iraq es un interés vital de Estados Unidos”. “El fracaso no es una opción"), reempacados ahora como una presentación de diapositivas para una reunión de negocios.

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¿Qué hay de la seguridad? El documento nos dice que durante buena parte del 2004, “Faluya, Nayaf y Samara estuvieron bajo control del enemigo. Actualmente están bajo control del gobierno iraquí”.

Nayaf nunca estuvo bajo control del “enemigo”, si eso quiere decir la gente contra la cual ahora peleamos. Estuvo brevemente vigilada por el Ejército Mahdi de Muqtada al-Sadr. Estados Unidos juró alguna vez que lo destruiría, pero sigue tan fuerte como siempre. Y según el New York Times, al-Sadr se ha convertido en “creador de reyes de la política iraquí”. ¿Entonces, qué clase de victoria obtuvimos en Nayaf?

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Más aún, ¿qué quiere decir con que Nayaf esté ahora bajo control del gobierno? Según el Christian Science Monitor, “seguidores de Sadr y muchos residentes de Nayaf afirman que una brigada Badr (la milicia chiita que se opone a al-Sadr y a sus seguidores) es la fuerza policial de Nayaf”.

Sobre Samara, esta es la tercera vez que fuerzas de la coalición han expulsado a los insurgentes de allí. En las dos ocasiones anteriores, estos regresaron luego de que los estadounidenses se retiraron. Ahora la ciudad está bajo control del gobierno iraquí, pero según la Associated Press, solo 100 de los 700 agentes de policía de la ciudad se presentan a trabajar la mayor parte de los días.

El punto no es solo que el presente gobierno de Estados Unidos esté tratando una vez más de engañar a la opinión pública. Este intento demuestra además mucho desprecio por la postura popular, y en particular por los medios de comunicación.
¿Y por qué no? El nivel de deshonestidad en este nuevo documento no es peor que un típico discurso del presidente Bush o del vicepresidente Dick Cheney.
Pero en los últimos cinco años muchas organizaciones noticiosas de importancia no le suministraron a los ciudadanos una efectiva revisión de los hechos que se publican.

De tal modo que la nueva ofensiva de las relaciones públicas de Bush en lo tocante a Iraq será una prueba para los medios. ¿Siguen estos demasiado intimidados? ¿O la situación ya dio un giro de 180 grados? Hay señales alentadoras. Fue notable un exhaustivo artículo en la primera plana de USA Today con cuadros estadísticos que mostraban el estancamiento en la producción petrolífera y la generación de electricidad. Sin embargo, habrá que esperar los próximos días para responder a estas preguntas.

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The New York Times News Service